El Estradense recibió ayer al Sanxenxo con la intención de trasladar a su campo las buenas sensaciones que estaba dejando lejos de su feudo. Su reválida terminó con una clara y merecida victoria a su favor ante un rival cuyo mayor consuelo es que supo aguantar el chaparrón con la cabeza alta y no bajó los brazos hasta los últimos quince minutos. El buen partido de los estradenses obtuvo recompensa y también el reconocimiento por parte de la grada.

Los rojillos tardaron poco en hacerse con el mando del partido. Su presión, liderada por un omnipresente Juan, restó espacios a un Sanxenxo descarado en los minutos iniciales. Las recuperaciones de balón y los espacios en banda pronto comenzaron a lanzar a un Estradense que se adelantó a los 23 minutos con un tanto de Pablo tras una buena jugada de Astray.

Tras este tanto, el Estradense retrocedió metros y pareció sentirse cómodo en el papel de dominado. El Sanxenxo no fue capaz de generar grandes ocasiones pero su presencia en campo contrario le regaló esperanzas. Una falta a cuarenta metros de la meta de Coke le permitió colgar un balón muy largo que Diego González consiguió rematar a la red en un desnivelado duelo de alturas con Javicho.

Tras el paso por vestuarios, los de Touriño volvieron a ponerse el traje de faena y pusieron cerco a la meta de Jorge. Tras las ocasiones claras de Juan y Pablo llegaría el segundo tanto, en una acción en la que Juan recibe en profundidad y cede para que Beiroa marque a placer. El pase lo intercepta Cristóbal para empujar el balón a su portería. Con el marcador en ventaja, el Estradense sí supo llevar el partido a su terreno. Los visitantes solo fueron capaces de generar un par de ocasiones, mientras los rojillos acumulaban contras peligrosas. En una de ellas Vicente sentenció el partido tras una gran jugada personal.