Eduardo Berizzo, el Toto, sigue dando pasos para convertirse en leyenda viva del celtismo. En solo diez días, el próximo 23 de octubre, el preparador argentino cumplirá su partido número cien al frente del banquillo del Celta. Y lo hará en un partido verdaderamente especial, el clásico gallego frente al Deportivo, seguramente el duelo en el que él mismo más brilló defendiendo la zamarra celeste durante su etapa como futbolista.
El destino ha querido que Berizzo se haga centenario en Balaídos en el partido más importante para la afición celeste y que, previo paso este domingo por El Madrigal, el choque llegue al técnico que devolvió al Celta a Europa después de medirse en la UEFA Europa League (UEL) a todo un coloso del fútbol continental, el Ajax de Amsterdam, al que el Toto también se enfrentó como futbolista con el equipo vigués en la Liga de Campeones.
La trayectoria de Berizzo entrenador lleva camino de dejar pequeña la carrera de Berizzo futbolista. En el Celta, al menos, el preparador argentino suma ya más partidos al frente del banquillo (97) que los que disputó vestido de corto (96) y con un balance que le convierte en uno de los técnicos más rentables de la historia del club: 41 victorias, 25 empates y 31 derrotas. Tales guarismos arrojan un saldo global de 148 puntos, con un impresionante promedio de 1,53 puntos por encuentro.
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Como jugador, Berizzo disputó con el Celta 96 encuentros: 77 de Liga, 13 de Copa de la UEFA, 5 de Liga de Campeones y solo uno de la Copa del Rey, justamente la final que el Celta perdió en 2001 en La Cartuja ante del Zaragoza (3-1) y que, junto con la goleada recibida en mayo de 2004 en Riazor que condenó al Celta al descenso (3-0), supone seguramente el peor recuerdo de su productiva etapa como zaguero celeste.
Si sobre el verde el Berizzo futbolista destacó más por su inteligencia para leer las necesidades del juego que por su físico, el Toto entrenador se ha distinguido por abanderar una propuesta futbolística impagable para el espectador, un modo de ver el fútbol que ha convertido al Celta en lo que algunos denominan "un equipo de autor" y que ha devuelto al club de Balaídos su sólida reputación de antaño como referente de finura futbolística.
Bebiendo de la fuentes del incombustible Marcelo Bielsa, su mentor, Berizzo ha construido un estilo propio en el que la presión alta, el robo y la marca individual han adquirido una dimensión diferente. La idea se sustenta en dos esquemas de juego, el 4-3-3 y el 4-2-3-1, que ha ido alternando en función del adversario y la disponibilidad de efectivos.
Salvo raras excepciones, como el reciente partido de Lieja en que Berizzo dispuso un dibujo de tres centrales y dos carrileros o en alguna ocasión en que ha jugado con dos nueves por la necesidad de remontar el resultado, el preparador céltico es más partidario de acomodar a los jugadores al dibujo que el dibujo a los jugadores, siempre con un ojo puesto en la portería rival.
El descaro ofensivo con el que juegan sus equipos -no hay que olvidar que antes de fichar por el Celta hizo historia en Chile convirtiendo en campeón de liga al modesto O'Higgins- no ha impedido que el Celta presente también un sólido balance defensivo bajo su mando. Como muestra, un botón: en los 97 partidos que ha dirigido al Celta los goles marcados superan a los recibidos (132 por 131).
En poco más de dos temporadas en el Celta, Berizzo no ha dejado de acumular logros: ha devuelto al equipo vigués a Europa después de una década, se ha acercado al récord histórico de puntuación conseguido por Víctor Fernández y Fernando Vázquez, ha establecido los mejores números del equipo como visitante y ha sido el primer entrenador celeste en ganar un partido de Liga en el Camp Nou.
Bajo el mando de el Toto, el Celta se ha distinguido también por plantar cara a los gigantes del campeonato, a los que ha doblegado y hasta goleado siendo fiel a su estilo. Solo el Real Madrid se le ha resistido. De momento.
