La risa va por barrios; mejor dicho, por parroquias. Y a la de Matamá le toca reírse de felicidad en este inicio de ensueño del campeonato: equipo recién ascendido, ya segundo clasificado del torneo liguero y dándole en todos los morros al campeón, precisamente el once que en junio apeó a la SCD Atlántida de la Copa Vigo en los penaltis de la semifinal en Penedo da Moo. Dulce venganza cuatro meses después.

Cierto que El Olivo no es lo que era y esta temporada firmará su peor clasificación de la década. O también que el Matamá todavía no se ha medido a formaciones de la zona alta más que al Friol (y perdió). Pero de entrada, que le quiten lo bailado con una racha de cuatro victorias consecutivas y marchando invicto e imbatido a domicilio.

La liga es tan cruel para unas como experiencia placentera para otras. El Olivo no levanta cabeza, una presión lo mata a las primeras de cambio porque ni crea ni defiende. Es lo que toca este año. El Matamá, con su director deportivo David Ferreiro en la grada (extécnico de las verdes), hizo lo que tenía que hacer. Buscó el balón con ahínco presionando al Olivo en su propio campo, se lanzó al ataque cada vez que lo tuvo, bien por las bandas, bien buscando la espalda de la defensa local y los goles llegaron. Perfecta disciplina táctica.

No, no hubo color. O sí, el azul del Matamá. Su fútbol directo promete. Por lo pronto, ya es el primer clasificado de los tres conjuntos de la ciudad. Y con tres equipos en la categoría sin las diferencias de antaño, la Copa Vigo de final de temporada va a ser una gozada. El Sárdoma empató ayer 2-2 en casa del Ave Fénix Racing y ocupa la sexta plaza.