La fiebre mercantil se ha desatado en el entorno del Celta. El proceso de venta a un holding chino de las acciones de Carlos Mouriño se ha ralentizado. Ricardo Barros, uno de sus dos vicepresidentes, sigue adquiriendo títulos, sin embargo, y ha alcanzado un acuerdo con Baiano. Y mientras algunos aficionados han llamado a las oficinas de Praza de España para vender sus títulos a Mouriño, otros quieren adquirir una pequeña porción de la entidad por pura devoción, sin que les importe el peso real. Es, en general, un momento para realizar negocios o al menos minimizar pérdidas. Un propietario que acudió en 2001 a la ampliación de capital activada por Horacio Gómez acaba de colocar varios cientos de acciones en escasas horas.

Son momentos de incertidumbre. Todavía no está cerrado el preacuerdo entre Carlos Mouriño y los pretendientes asiáticos, aunque se sabe que el precio supera los 100 millones de euros. El presidente celeste había planeado regresar esta semana de México para asistir el domingo al partido en Villarreal. Ahora podría demorar su vuelta hasta el encuentro contra el Ajax, el jueves de la próxima semana.

Es cierto que la operación se antoja muy probable. A la venta de los títulos de Mouriño (alrededor de 198.000, el 52%) se ligaría la de los que posee otro miembro del consejo de administración, Ricardo Barros, en premio a sus años de fidelidad -el holding chino ya se asegura el control del Celta con el porcentaje de Mouriño-. Barros lleva tiempo intentando incrementar su paquete accionarial, situado entre un 3% y un 4%. Y acaba de cerrar un acuerdo con Baiano.

El exdelantero capitalizó durante el proceso concursal los 600.000 euros que le debía el club, convirtiéndolos en 10.000 acciones, que hoy, tras el proceso acordeón de ampliación y reducción de capital ejecutado durante el mandato de Mouriño, tienen un valor nominal de 100.000 euros. Barros ya se ha asegurado la compra de parte de esas acciones. Las otras siguen pendientes de cuestiones burocráticas.

También Placente capitalizó como acreedor del Celta 2,4 millones, que hoy ostentan un valor nominal de 400.000 euros. Los representantes del argentino maniobran para colocar esos títulos al mejor precio posible y así reducir las pérdidas de su cliente. Pero ningún interlocutor se muestra dispuesto.

Existen movimientos a otros niveles. Un accionista, que poseía un millar de títulos al haber acudido a la ampliación de capital acometida por Horacio Gómez en 2001, había puesto a la venta sus acciones desde hace dos años en la web milanuncios.com. Desde entonces había ido colocando algunas con lentitud. El ritmo se ha acelerado, al punto que ha vendido las 775 que le quedaban en las últimas horas. Asegura que no ha tratado con el holding chino o consejeros de Mouriño, sino con gente identificada como simples aficionados. "Las últimas fueron vendidas a una peña", comenta. Por cada título, que a él le costaron 60 euros y con un valor nominal actual de 10 euros, ha ingresado de media 23 euros. "La situación actual resulta muy complicada para los accionistas minoritarios, el 99% de las masa accionarial", argumenta este ya exaccionista.

Es cierto que existen hinchas que siguen interesados en adquirir acciones por razones exclusivamente sentimentales, independientemente de lo que pueda suceder con la gestión del club. Uno de ellos asegura: "Nosotros queremos comprar por tener un trozo del Celta".