Han sido 41 horas de pedaleo por los 770 kilómetros de montes y cañadas que separan Madrid de Lisboa. A turnos entre tres ciclistas, pero reducidas a pareja de forma prematura por la lesión de una de ellas. Una gesta dolorosa. La experimentada Lucía Vázquez llegó llorando al Parque das Naçoes lisboeta. "Aún sigo recuperándome del esfuerzo", relata dos días después. Y sin embargo, a la vez considera la posibilidad de repetir aventura. "Me gustaría repetir, pero preparándome mejor. ¿En solitario? Igual sí".

Lucía Vázquez había enfocado la preparación de este tramo de la temporada de BTT hacia la Taça de Portugal. Competir en la cuarta edición de la Powerade Non Stop Madrid-Lisboa le sedujo, pero sin variar sus planificación, lo que limitana el volumen de entrenamiento.

En esta prueba con salida desde Las Rozas iban a participan 807 ciclistas, ya fuese en individual o en equipos de entre dos y cuatro componentes. En esta segunda modalidad, el que pedalea debe alcanzar un punto marcado por la organización en el GPS que se les proporciona. Los demás llegan allí en coche, generalmente una autocaravana en la que duermen, se asean y se alimentan. En cada punto de hidratación, como los denomina la organización, se pasa el testigo a otro compañero. El trayecto entre la capital española y la portuguesa estaba dividido en diez etapas, cada una de 60 a 100 kilómetros de distancia.

Lucía Vázquez formaba el equipo GV Sports con Lara Lois y Diana Blanco. La de Vilaboa, en el reparto inicial, ya debía encargarse de cuatro etapas, una más que sus coequipiers. Pero esa distribución saltó por los aires cuando Diana Blanco se lesionó la muñeca en una caída. Blanco soportó el dolor hasta concluir su primera etapa, evitando así la descalificación del GV. Hubo después que buscar la forma de llevarla a un centro sanitario. Allí descubrieron que se había roto el escafoides. Vázquez y Lois deberían repartirse entre ambas sus kilómetros y los de la ausente.

Las chicas compartían autocaravana con un equipo masculino, que las había precedido en algunos minutos en los puntos de control de las primeras etapas. Por solidaridad, a partir de la lesión de Blanco decidieron aminorar su ritmo y recorrer juntos el resto del camino. "Un gran apoyo", aunque no les ahorrase el sufrimiento. Lucía Vázquez pedaleó 18 horas en total en las cinco etapas que asumió, recorriendo 410 kilómetros "dando caña". Durante 36 horas seguidas no pudo dormir. "Eso pasa factura al cuerpo. A Lisboa llegué llorando del dolor, sufriendo en cada pedalada. Lo pasé muy mal", asegura la vilaboense.

Con el paso de las horas el recuerdo de ese sufrimiento se va mezclando con la satisfacción de haber explorado sus límites. 700 corredores concluyeron la carrera; entre ellos, una mujer en solitario, Ada Xinxó, que estuvo sobre su bicicleta durante 53 horas y media. Una heroicidad que Lucía Vázquez no descarta emular en el futuro, aunque con mayores garantías, "ya sabiendo a qué me enfrento y con una preparación específica".