El Pontevedra se impuso en un partido serio y condicionado por las decisiones arbitrales a un Racing de Ferrol poco vistoso pero de gran pegada que pudo salir de Pasarón con los tres puntos fruto de su pólvora en ataque.

Buenos primeros 45 minutos los que cuajó el Pontevedra ante un Racing serio que se solo consiguió dominar el encuentro tímidamente durante diez minutos. El duelo arrancó con una declaración clara de intenciones por parte de los granates y la primera jugada para la polémica. El central Dani Portela, goleador la pasada jornada, cabeceó a los dos minutos un centro cerrado de David Añón que por dos veces botó muy próximo a la línea de gol. Ni juez de línea ni colegiado decretaron el tanto a favor de los locales a pesar de las protestas granates. En el ecuador del primer periodo dispusieron de hasta dos ocasiones claras para ponerse por delante.

Los segundos 45 minutos comenzaron con una ocasión visitante en botas de Bicho, quien puso en aprietos a Edu con un disparo lejano que no alcanzó a blocar y cuyo rechace fue desbaratado con acierto por parte de la defensa pontevedresa. Pese a la envestida ferrolana, los granates no perdieron comba al partido y siguieron siendo dueños del control y los tiempos. Las ocasiones estuvieron más divididas en la segunda mitad y ambos conjuntos generaron oportunidades importantes para abrir la lata. En una contra rápida de los granates tras un robo de balón en el centro del campo, Mario Barco fue derribado en la frontal del área. La falta le costó la expulsión a Víctor Vázquez y el árbitro situó erróneamente la infracción dentro del área ante el enfado y las fuertes protestas departamentales. Bonilla se encargó de enviar la pena máxima al fondo de la portería con una definición impecable.