La directiva del Celta ha dado un paso al frente para recomponer sus malas relaciones con el FC Barcelona, públicamente escenificadas en febrero del pasado año con la negativa de los miembros del consejo de administración celeste a sentarse en el palco del Camp Nou en protesta por el fichaje por el club azulgrana del jugador infantil Anwar Medeiro.

Para manifestar su disgusto por el fichaje del canterano, reclutado por el equipo catalán sin dar aviso al Celta de sus intenciones, los directivos celestes no acudieron a la tradicional comida entre directivas ni participaron en ningún acto oficial con los miembros de la directiva azulgrana.

La contratación de Anwar, futbolista infantil que había despuntado en la Arousa Cup, fue el punto de inflexión en unas relaciones que se habían tensado por la posición celeste en torno al fichaje de Nolito, según el directivo azulgrana Jordi Mestre, que reprochó al equipo celeste que se mostrase inflexible en la negociación por el a gaditano.

La firmeza del Celta a la hora de exigir los 18 millones de euros estipulados en su cláusula de rescisión para desprenderse de Nolito fue interpretada por el Barcelona como una represalia por la contratación de Anwar. Así lo sugirió públicamente el propio Mestre, que defendió la legalidad del fichaje del joven canterano y acusó al club celeste de "cerrarse en banda" a las diferentes fórmulas que el Barcelona puso encima de la mesa para hacerse con los servicios de Nolito. El dirigenterecordó además las facilidades dadas por el club blaugrana en los fichajes de Sergi Gómez o Carles Planas o en la cesión de Rafinha y lamentó la falta de flexibilidad del Celta para intentar llegar a un acuerdo por Nolito. Ocho meses después, con Anwar en La Masía, Nolito en el Manchester City y Mouriño a punto de vender el Celta a un conglomerado empresarial chino, las fricciones parecen olvidadas y la relación recompuesta. Al menos, ambas directivas comerán hoy en un conocido restaurante de Nigrán y seguirán luego juntas el partido en el palco de Balaídos.