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La teoría del yunque y el leopardo

El Celta galopó sobre el Panathinaikos cuando Berizzo arrojó a la papelera el plan inicial que había diseñado

Moledo se echa encima de Señé después de que Steele atrapase el balón. // R. Grobas

Berizzo aplicó ayer la teoría del yunque. Es el viejo chiste. Un hombre camina por la selva con un yunque en brazos.

- ¿Para qué?

- Porque si aparece un leopardo tiro el yunque y así corro más rápido.

El Celta posee más materiales y Berizzo intenta enriquecer su armario. No quiere encorsetar todas sus posibles combinaciones en el 4-3-3 habitual. Ayer diseñó una especie de 4-2-4. Pero el traje nuevo aún resulta incómodo, provoca rozaduras, se le descuadran las mangas. Así que Berizzo arrojó sus innovaciones a la papelera en la segunda mitad y el Celta galopó sobre un Panathinaikos que había sido muy superior. Con Orellana o Beauvue lesionados, aún pudieron Aspas, Pione y Wass salir desde el banquillo. En el Celta se ha deteriorado el esquema principal de juego, pero se han multiplicado las alternativas.

la rutina de ganar

Ganar es el resultado de un proceso. Pero también una costumbre, una rutina, una profecía autocumplida. El Celta ha recuperado esa sensación de levantarse por la mañana creyendo en la victoria. A la espera de que las viejas sociedades resurjan y las nuevas florezcan, el equipo intenta comportarse con eficacia. Se sostiene sobre las paradas de Sergio y un control del balón menos afilado, más conservador. Asume ese letargo en la confianza de que alguno de sus letales atacantes resolverá el entuerto. Y quizás la brillantez de este ciclo no aparezca durante toda la campaña. Pudiera suceder. El Celta, aunque no desiste, sabe al menos que tiene otras herramientas a su disposición.

partidos en dos

Berizzo quiso ser atrevido y original. Reunió a dos delanteros en el campo. A Naranjo e incluso a Señé, al que se esperaba de enganche, los apretó igualmente contra la retaguardia griega, de cinco. Apenas Rossi intentó explorar los espacios entre líneas. El Panathinaikos se sintió cómodo sin necesidad de discutirle el balón a los celestes. Basculó con agilidad para entorpecer la simplificada circulación de Tucu y Marcelo. Aprovechó tras cada pérdida los problemas de repliegue del Celta, con los delanteros muy alejados y los centrales sufriendo al recular. A Berizzo la criatura le había salido partida en dos. Sergio le libró de la factura.

sin intensidad

No es sólo cuestion de pizarra o las características de las piezas elegidas. Los griegos ganaron casi todos los balones divididos. Interpretaron mejor la permisividad arbitral en la contienda física. Luca Banti pudo equivocarse. Se le reclaman penaltis en cada área. Pero aplicó su criterio de forma homogénea. El escenario desnudó la escasa fiereza de hombres como Señé y Naranjo, que deben comportarse con mayor energía.

el césped

El césped de Balaídos vuelve a ser enemigo de sus propios inquilinos. Será el cambio climático, con estos calores setembrinos, o el peaje de las obras en un ecosistema tan delicado. Lo cierto es que el Celta dirige su proyecto hacia una apuesta futbolítica que su cancha entorpece.

equilibrio

En el club creen que el Celta podrá haberse estabilizado en la clasificación a mediados de noviembre. Los análisis de calendario no siempre salen. Lo cierto es que Berizzo ha ido enmendando el mal arranque en Liga, ha repartido el desgaste mediante una rotación bastante amplia y ha encauzado la trayectoria continental. Ese es el equilibrio que puede permitir al celtismo disfrutar de citas como la de ayer.

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