El Celta ha necesitado cuatro jornadas de Liga para sumar el primer punto del campeonato, que le sirve además para abandonar la última posición en la tabla clasificatoria. El empate sin goles de ayer en El Sadar, sin embargo, supo a poco al equipo de Berizzo porque dominó a Osasuna, al que dejó sin opciones de remate, y estrelló en tres ocasiones el balón contra los palos de la portería de Mario Fernández, que se convirtió en la figura más destacada del encuentro. Con una ligera mejoría en su juego, el conjunto celeste cierra una intensa semana, que inició con una abultada derrota en casa ante el Atlético de Madrid y continuó el jueves con un empate en Lieja ante el Standard. Se confirma una ligera mejoría del enfermo, aunque preocupa su falta de resolución en ataque.

La participación en la Liga Europa ha alterado la buena dinámica con la que comenzaba el curso el equipo de Berizzo. En los dos años precedentes, el técnico argentino apostaba por un once fijo para dispararse en la clasificación. Ahora, el mayor número de compromisos exige manejar a la totalidad de la plantilla. Con todos los efectivos rotando resulta imposible, por el momento, alcanzar la dinámica de juego que recogió grandes elogios y excelentes resultados en el pasado reciente.

Ayer, en el equipo titular había siete novedades con respecto a Lieja. Fue un once más parecido al que sucumbió ante el Atlético, con las novedades de Roncaglia y de Guidetti. Sin embargo, Berizzo volvió a cambiar de dibujo. Renunció al 4-3-3 que solo resistió en pie medio tiempo ante los de Simeone y al 4-4-2 que frenó a los belgas. En El Sadar, el técnico argentino apostó por un 4-2-3-1, con Pablo Hernández y Daniel Wass en el doble pivote, con Señé de mediapunta, Aspas y Bongonda en los costados y Guidetti en punta.

El plan funcionó porque la defensa céltica cerró todas las puertas y el centro del campo estuvo dominado por el omnipresente Tucu Hernández, quien se ha convertido en una pieza clave y fundamental para el equipo vigués, que ayer sí tuvo presencia en ataque con un destacado Aspas y Guidetti, aunque por momentos se echa en falta más precisión en el último pase. Lesionado Orellana, Señé y Aspas asumieron ayer esa función sin mucho éxito y con la oposición arbitral en la señalización de los fueras de juego. En el primer envío acertado, permitieron un mano a mano de Guidetti con Mario Fernández, que el portero de Osasuna neutralizó.

Más fortuna tuvo el guardameta debutante con el lanzamiento de falta que Wass envió a la cruceta de la portería a los 27 minutos. El Celta dominaba y creaba ocasiones de gol pero sin finalizarlas.

Uno de los equipos que menos se había prodigado en ataque en lo que va de campeonato, encontraba por fin vías para poner en aprietos a un rival que llegó al descanso sin molestar a Sergio Álvarez y con la fortuna de cara. Porque al palo de Wass le siguió el de Cabral, a los 40 minutos, tras rematar de cabeza un saque de esquina. El balón rechazado por el poste llegó a Guidetti, que marcó en fuera de juego.

El Celta cerraba la primera parte con un 60 por ciento de posesión y cuatro ocasiones de gol ante un recién ascendido que desperdiciaba las contras que le facilitaba el Celta y los balones en largo que con reiteración enviaba a sus atacantes.

En la reanudación, Aspas asumió el protagonismo en el ataque céltico. El moañés reclamó un penalti y en la recta final estrelló el balón en el larguero en un lanzamiento de falta. También Rossi, que entró por Guidetti a la hora de juego, tuvo dos buenas ocasiones para abrir el marcador, sobre todo un remate de cabeza que neutralizó Mario Fernández. Sin acierto, el Celta se marchó de El Sadar con un punto y buenas sensaciones para recibir el miércoles al Sporting de Gijón.