Neymar rebosa generosidad desde su vuelta de Brasil. Ayer tuvo detalles con todos sus compañeros. Especialmente con Messi, al que regaló los dos primeros goles del partido. Pero también con Iniesta y con Luis Suárez, que se lucieron cuando la noche era un relax total. Para él se reservó uno de esos lanzamientos de falta que hasta hace poco eran exclusivos del argentino. Fue un festival de goles, necesario después del trompazo liguero. El Barça se puso serio desde la alineación y marcó las diferencias con un Celtic que mengua lejos de su mítico estadio. No fue capaz de aprovechar ni el penalti que, con 1-0, le concedió Ter Stegen, otro de los titularísimos que volvieron para traquilizar el entorno.

El Celtic quiso ser el Alavés, montando una barricada de nueve jugadores en torno al área para proteger a su portero. Pero el Barcelona procuró no parecerse al del sábado, por la cuenta que le traía. Desde el principio hubo otro ritmo, más chispa. No fue casualidad que a los dos minutos ya se reflejara en el marcador. Un córner sacado en corto, tantas veces intrascendente, descompuso a la defensa escocesa, que se tragó el desmarque de Messi, asistido por Neymar. De Vries hizo el resto, al no aguantar a pie firme ante el cañonazo sin excesivo ángulo del argentino.

El 1-0 tan rápido no alteró los planes de Brendan Rogers. Siguió aculado, esperando que el único jugador con licencia para pisar el campo contrario, Dembelé, pillase una contra. Y lo consiguió en el minuto 25, cuando forzó un penalti de Ter Stegen. El portero compensó su precipitada salida con una parada no demasiado difícil, síntoma de que su juego psicológico, al bailar sobre la línea, descompuso a Dembelé.

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El susto espabiló al Barça, que había entrado en una de esas fases de autocomplacencia tan peligrosas. Una doble pared con Neymar permitió a Messi entrar hasta la cocina. El 2-0 fue un punto de inflexión. A partir de ahí el Barça cogió carrerilla y el Celtic se quedó paralizado.

El comienzo de la segunda parte sólo dejó una duda: el tamaño de la goleada. Porque a los cuatro minutos Neymar clavó el tercero en una falta frontal y el Celtic bajó definitivamente los brazos. Con Iniesta por Rakitic se acabó de cuadrar un "once" muy futbolero, con detalles de calidad en cada jugada. Como la del 5-0, en la que un centro de Neymar abrió el apetito de Iniesta, tan selectivo en su faceta goleadora. Una volea de catálogo. Como dos minutos después Messi completó un nuevo "hat-trick", esta vez a pase de Luis Suárez, la última media hora se jugó a mayor gloria del uruguayo, que cerró la cuenta con dos tantos.