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Cuesta arriba

El mal arranque, situación desconocida con Berizzo. Un equipo estable como el céltico emite señales de proyecto en construcción

Pione Sisto intenta controlar el balón. // R. Grobas

Toca remontar y se encaja con extrañeza. El Celta siempre había arrancado con fuerza bajo el mandato de Berizzo, alcanzaba con rapidez la velocidad de crucero y vivía de ahorros en las épocas de crisis. Extraña la inconsistencia del equipo, sus bamboleos: mal ante el Leganés, bien ante el Real Madrid, de lo uno y de lo otro ante el Atlético, a veces fluido y a veces espeso. Es como si Berizzo recién iniciase la construcción de su obra y los jugadores todavía estuviesen conociendo sus sistemas. El Celta parece súbitamente un proyecto adolescente, sin la madurez que se le supone. No se ha alcanzado ya la situación de alarma. Pero se ensucia el inicio europeo, al que se llega con el ceño fruncido. Y es una dinámica negativa especialmente inapropiada esta temporada. Porque el proceso de decisión sobre la propiedad del club, que Mouriño ha expuesto a la luz, inevitablemente distraerá al entorno y puede provocar interferencias. La afición, de momento, exhibe paciencia.

Correr mucho pero mal

El Celta concluye exhausto ante el Atlético. Como ante el Leganés. Sorprende porque Berizzo exigía siempre un pico alto de forma en las primeras semanas de competición. Puede que la disputa de la Europa League haya alterado sus planes. Con todo, muchas veces esa impresión de cansancio obedece en realidad al desorden. El Celta corrió mucho ante el Atlético, pero en la segunda parte corrió mal.

el factor mental

Lo que sucede en la cancha suele obedecer a lo que antes ha sucedido en la cabeza de los jugadores. El Celta tal vez se ha creído la etiqueta europea. Se notó ante el Leganés. Sufrir es una disciplina que se debe ejercitar. Sin concentración, la que exige su sistema de marca individual, el equipo celeste se desploma. Ayer fue la laxitud de Wass en su seguimiento a Koke la que provocó el efecto dominó. Por eso la pelea por la permanencia es una idea recurrente en el discurso de Berizzo.

nuevas conexiones

El Celta solo ha perdido una pieza. Pero era una pieza esencial. Casi todos los circuitos se habían diseñado para que el balón, en algún momento de la combinación, alcanzase a Nolito. Rossi ofrece otras alternativas. Pione o Naranjo necesitan un proceso de aclimatación. No existe ningún Nolito en la plantilla, no ya de su calidad, sino de sus características. Bongonda jamás espera el desdoble del lateral, se asocia menos en corto y no suele buscar la trayectoria interior. La genética le pide encarar, buscando la línea de fondo. El Celta, aunque dentro del estilo que Berizzo defiende, necesita introducir matices, otras vías de penetración o alterar el dibujo básico. Obcecarse en calcar lo de antes sería erróneo. Berizzo tiene que imaginar nuevas ecuaciones, fórmulas en las que encajen hombres como Rossi sin que resienta el equilibrio colectivo. De momento no lo ha conseguido.

un cambio erróneo

A favor está la mayor profundidad de la plantilla. Con Beauvue, Guidetti y Orellana ausentes, Berizzo aún disponía de alternativas como Naranjo, Rossi y Pione en el banquillo. Y esa riqueza ofensiva quizás le cegó. Porque al retirar a Wass para introducir a Rossi rompió la medular celeste, ofreciéndole su médula al Atlético. Ya que ajedrez humano, cada pieza es una apuesta y la de ayer salió mal. Berizzo no pidió el fichaje de otro centrocampista, incluso conociendo la fragilidad de Marcelo Díaz. Confía en Pape. Y esa confianza puede traducirse en una superior cuota de minutos de manera inmediata.

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