El Real Madrid, liderado por el croata Luka Modric en un partido soberbio, desató su pegada para golear a un valiente Osasuna (5-2), el día en el que Zidane igualó el récord de quince victorias consecutivas ligueras de Miguel Muñoz.

El Osasuna pudo apostar por cerrarse, sabiendo que al final lo más probable es salir igualmente derrotado, pero optó por el descaro para dejar una imagen buena. Ni el tanto tempranero cambió los planes de Enrique Martín. No contaba con esos puntos antes de jugar, así que invitó a sus jugadores a intentar disfrutar. Se encontraron con el regreso de Cristiano Ronaldo. Y fueron seis los minutos en los que tardó en volver a disfrutar del gol el astro portugués.

Nada cambiaba. Osasuna decidió hacerse con el mando del partido y el Real Madrid se encontró cómodo en el repliegue, explotando unos contragolpes que con la figura de Morata incluso aumentan el vértigo. El inicio de temporada de Gareth Bale es excelente. Seguía con su partido de brillantez con un bonito giro con control de espaldas a 30 metros de la portería y un latigazo de zurda que obligaba a la estirada de Nauzet. A Osasuna le sobraba posesión y le faltaba pegada.

Unai sorprendió a todos con un cabezazo potente que repelió el travesaño de la portería de Casilla y, de nuevo, en la siguiente acción llegó el gol local. Cristiano la picó, remató Morata, sacó Nauzet con media salida y el balón cayó muerto a Danilo, que no perdonó.

No dejó escapar su oportunidad Ramos para marcar el tercero antes del descanso. La amenaza de goleada sonrojante no amilanó a Osauna. Dejó espacios en defensa y el Real Madrid comenzó a ser un vendaval. Pepe marcaba el cuarto. Bale acariciaba el quinto, que firmaba Modric con un buen disparo de derecha. Mientras, Osasuna buscaba goles que premiasen en el marcador su esfuerzo e imagen. El primero lo firmó Oriol Riera. Y fue David García el que firmó el segundo para que la afición osasunista se marchase orgullosa del Bernabéu.