Corrían las once de la mañana y los aledaños de Balaídos ya respiraban celtismo. Los aficionados más madrugadores se arremolinaban en torno a las terrazas de las cafeterías de la zona para compartir, como es habitual antes de cada partido del Celta, los instantes previos. Celestes y atléticos iban a estrenar a las 13.00 horas el nuevo horario inventado por Javier Tebas para los sábados, buscando competir con la Premier en el mercado oriental. Sin embargo, a los que le sonaba todo a chino eran a los camareros, que veían como los aficionados cambiaban la cervecita de media tarde por el café de media mañana. Aunque los celtistas más fieles a sus tradiciones no renunciaron a tomarse una caña en la hora del vermú.

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Conforme se acercaba la hora del inicio del encuentro, Balaídos cogía color. El estadio vigués lució este mediodía su nueva grada de Tribuna, que abrió por primera vez después de estar cerrada contra el Leganés después de las reformas. Asientos nuevos y diferentes sensaciones para unos aficionados que todavía no pudieron disfrutar de la infraestrucura al completa. La cubierta todavía sigue pendiente.

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A pesar de las novedades en el horario y en el estadio, Balaídos registró una buena entrada. Unos 18.000 espectadores no quisieron perderse la que pensaban que podía ser la primera victoria del Celta. Pero su anhelo se convirtió en una pesadilla cuando en la segunda mitad el Atlético torpedeó una vez tras otra la portería celeste. Finalmente, de la derrota de los vigueses dieron buena cuenta los fieles que no dejaron solo a su equipo en el municipal vigués. Los que no parecieron enterarse fueron los chinos. La Premier y el duelo de Manchester entre Guardiola y Mourinho ganó el primer asalto a la Liga de Tebas.