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Quino Salvo, en la corta distancia

"Solo con sus amigos debería llenarse el pabellón", aseguran sobre su homenaje miembros de su círculo más cercano

De izquierda a derecha: Puri Bernárdez, Julio Teixeira, Rafael Bóveda y Carmela Castro, en el Central. // Alba Villar

"Era un hombre de respuestas que nunca se miraba a sí mismo, sino que se enfocaba en ayudar a los demás". La frase es contundente, quizás como la grandeza que Quino Salvo demostró a lo largo de su vida dentro y fuera de las canchas de baloncesto. La tertulia es intensa. Cada palabra de Julio Teixeira, Rafael Bóveda, Puri Bernárdez y Carmela Castro aporta claridad y descubre un camino para abordar el siguiente tema. Siempre con el mismo gesto, el de la emoción. A los cuatro no hace falta moderarlos. Sus relatos no admiten discusiones. Para hablar de Quino Salvo se utilizan párrafos cortos.

Generoso, apasionado del baloncesto, implicado, esforzado, amigo, confidente? Todo esto se puede utilizar. Puri Bernández desvela: "Me acuerdo que siempre le hacía trucos de magia a los niños, como sacarles una moneda de detrás de la oreja. Era un inquieto. Sabía tratar a la gente, a las personas. Por eso dejó tantos amigos en todos los sitios. Era muy protector con los demás". Julio Álvarez desvela que "a pocos jugadores o entrenadores le han realizado homenajes en todos los lugares donde estuvo. A él sí. Es un detalle que le engrandece". Rafael Bóveda añade un complemento especial: "Buscaba soluciones y respuestas a los problemas. No quería saber las causas: No tenía la visión del largo plazo. Vivía al día con sus buenas y malas cosas".

Quino Salvo, uno de los iconos del baloncesto español, siempre destacó por su humildad. Carmela Castro lo refrenda al afirmar que "él jugaba para el equipo, entrenaba para el equipo y se desvivía por todo el entorno. Transmitía la impresión de que no era el protagonista". Y Rafael Bóveda añade:"Nunca le vi presumir de hacer la mejor canasta o de lo bien que había jugado. Siempre le dejaba el protagonismo a otros. Y también quería mejorar".

La vida de Quino Salvo dio un giro muy brusco cuando dejó Vigo. Julio Teixeira afirma que "son situaciones que no son fáciles de gestionar. Cuando estaba en Zaragoza era imposible andar con él por la calle. Le paraba todo el mundo. Era un ídolo, aunque él no se consideraba así. En cierta medida se agobiaba". Ante esto, Carmela Castro añade que "le disfrutábamos más en Vigo, cuando venía. Aquí estaban sus amigos y no era tan popular. Podíamos tener cercanía. Era lo mejor". Rafael Bóveda reconoce que "pasó en muy poco tiempo de ser casi un desconocido al estrellato en aquella época. Era complicado administrar todo eso. Comenzó a ganar mucho dinero y eso también requiere tener la cabeza fría. Pero él, estando en lo más alto, se comportó siempre con sus amigos de la misma manera".

A Quino Salvo también se le conoce por los detalles, por su implicación deportiva y emocional. Un relato con muchas aristas, construido a lo largo de los años y con aspectos especiales. Rafael Bóveda desvela que "en una fase de ascenso a la que nos había acompañado, en la que teníamos que jugar siete partidos, vino a la habitación a las tres de la madrugada para decirnos cómo había que jugar. Era así. Lo hacía por esa intensidad que tenía con todo lo que tocaba. Se implicaba".

Conforma avanza la conversación de los cuatro amigos, aumentan los grados (si se pueden medir así) de la emoción. Las palabras brotan con una fluidez increíble. Casi siempre en el presente reciente para hablar de su amigo. El factor deportivo y el humano se mezclan una y otra vez. Carmela Castro insiste en que "entre el baloncesto, que era su gran pasión, y el aspecto personal, estaba atento a todo". Y Puri Bernárdez, que le ha contado la historia de Quino Salvo a sus hijos, añade que "era increíble cómo sabía muchas cosas de las personas. Me dejaba impresionada. Muchas veces me dijo si necesitaba algo. Y le preguntaba cómo se había enterado de un determinado detalle. Era sorprendente".

Rafael Bóveda analiza la vida de Quino Salvo desde una perspectiva contundente: "Me he parado a pensar. Y no encuentro ningún lugar oscuro o malas cosas. Me resulta imposible". Julio Teixeira resalta: "Tenía una memoria fantástica, extraordinaria. Y eso también era un valor. Lo que más hay que destacar es que era imposible enfadarse con él. Tenía respuestas para todo. Y cuando le decías que se había equivocado, lo reconocía".

Los cuatro amigos de Quino Salvo estarán este jueves en el pabellón de As Travesas. Y dicen que allí también acudirán el gran número de personas que lo disfrutaron en vida. "Sólo con los amigos que hizo debería llenarse el pabellón. Pero que nadie se olvide de que hay un partido muy interesante", afirma Rafael Bóveda en referencia al Obradoiro-Joventut, acto central de una completa agenda de actividades. Quizás algún día se pueda organizar algo similar todos los veranos. Mientras tanto, la figura de Quino Salvo, el presumido y también experto bailarín, será un icono dentro del deporte vigués. El jueves será el centro de atención y también su familia, que le cuidó y arropó durante su enfermedad. Puri Bernárdez reclama que "ellos también merecen un reconocimiento. Han sido un ejemplo para todos".

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