El Atlético sumó su segundo empate consecutivo en el arranque del curso ante un Leganés que se dejó el alma en el primer partido de su historia como anfitrión en la máxima categoría del fútbol español.

Llegaba el Atlético con la necesidad de sacar los tres puntos después del empate contra el Alavés en el Calderón. Para ello una novedad importante como fue la presencia de Griezmann, reconocido en los días previos como el segundo mejor jugador de Europa.

Arrancó el choque con intensidad por parte de ambos contendientes pero una mayor vocación ofensiva en el cuadro rojiblanco. Los de Simeone disponían de la posesión y al peligro de la estrategia sumaban también la incertidumbre que generaban al rival con el envío de balones a espaldas de la defensa.

El planteamiento parecía bueno pero no generaba acercamientos suficientes como para inquietar al Leganés. Entró el partido en letargo.

Tras la pausa, Garitano decidió volver a la fórmula que le había funcionado en el debut liguero. Adrián Marín sustituyó a Szymanowski y ocupó el carril izquierdo, desplazando a Diego Rico al eje de la zaga.

Pese a ello dio un paso adelante el Leganés. También el Atlético. Entraron Yannick Carrasco y Torres, pero ni uno ni el otro consiguieron causar sofoco a los blanquiazules. Desconcertados, los visitantes siguieron apretando pero no fue suficiente para encontrar fisuras en el entramado del contrario.