El Bernabéu ejerce de imán para los futbolistas. Nadie quiere perderse una visita al coliseo madrileño, de las más esperadas del año para cualquier jugador. En Vigo, Iago Aspas se esfuerza por llegar a tiempo al partido del sábado contra el Real Madrid. El delantero mejora de la contusión en la cresta ilíaca izquierda que sufrió ante el Leganés. Los médicos le recomendaron dos días de reposo, pero el futbolista ha adelantado los plazos y ayer por la mañana se presentó en A Madroa para participar en parte del entrenamiento con el resto del equipo. Aspas está recibiendo tratamiento con antiinflamatorios y analgésicos. Necesita que le remita el dolor para poder preparar con normalidad su vuelta al Bernabéu, donde la temporada pasada obtuvo un bello gol -realizó un golpeo de cuchara para superar a Keylor Navas-, aunque el Real Madrid acabó aplastando a los célticos.

Esa goleada ya es pasado. El Celta quiere aprovechar la visita a Madrid para resarcirse del pésimo partido inaugural del campeonato. Y Aspas no quiere perderse la cita ante el vigente campeón de Europa, en uno de los escenarios más importantes del planeta fútbol.

Los médicos esperaban que el goleador de Moaña continuase ayer de reposo. Adelantó un día el proceso de recuperación. Salió con el resto del equipo a realizar los ejercicios físicos con los que arrancan las sesiones de trabajo en A Madroa. Después, completó varias vueltas al campo corriendo. Y regresó al vestuario mientras el resto de compañeros prolongaban una sesión a la que se incorporó Facundo Roncaglia, ausente en la del martes, tras el partido en el que debutó como céltico.

Rubén Blanco, otra de las bajas del equipo, comenzó ayer el trabajo de campo con carrera continua tras dañarse una rodilla en la gira por Italia. Se espera que el guardameta de Mos reciba el alta médica a mediados de septiembre.