El Celta encara la recta final de la pretemporada con un esbozo significativo del equipo que Berizzo planea ante el Leganés. La consolidación de Bongonda o la importancia inicial de Pione Sisto determinan esta nueva versión del proyecto celeste, muy reconocible en sus características principales pero con el reto pendiente de sustituir la producción concreta de Nolito.

La plantilla regresó a Vigo de madrugada tras conquistar el Trofeo Tim. En Italia han ganado a Fiorentina (1-0), Pescara (2-1) y Sassuolo (1-0), empatando con Milan (0-0) -estos dos últimos partidos, de 45 minutos-. Antes, victorias sobre Deportivo (2-0) y Valladolid (2-1) y derrotas ante Lugo (1-2) y Nacional (0-2). El amistoso contra el Eintracht, este domingo (15.00) en Frankfurt, será el último experimento a disposición de Berizzo. Quedará después el trabajo estricto de preparación del estreno liguero ante el Leganés (lunes 22, Balaídos, 20.00).

El equipo inicial ante los leganenses debería parecerse al que se opuso al Milan: Sergio, Mallo, Cabral, Roncaglia, Jonny, Marcelo Díaz, Wass, Orellana, Pione Sisto, Iago Aspas y Bongonda. El Tucu es el elemento que puede cuestionarlo. El chileno reapareció ante el Sassuolo tras superar un fuerte esguince de rodilla. Se conoce su condición de pieza ventral para Berizzo. Su consistencia y juego aéreo lo mantienen como indispensable a largo plazo. Pero quizás ante el Leganés, en casa, el Toto arriesgue con Orellana inscrustado en la medular.

Las pruebas de calibración de Berizzo constatan la jerarquía de Roncaglia y la concesión inicial de galones a Bongonda, que está ante su rito definitivo de madurez una vez muerto el "padre" Nolito por la vía del traspaso. También depara la lista oficial de damnificados: Sergi Gómez y Guidetti pierden de momento la carrera por la titularidad.

Es el gran cambio en la política céltica. La plantilla corta, de apenas 18 efectivos de campo y dos porteros, crece. Berizzo quiere tres porteros, 22 jugadores de campo y Pape y Brais como aportación canterana. De momento, la aritmética del mercado arroja la única salida de Nolito y las llegadas de Naranjo, Lemos, Roncaglia y Pione. Se da por seguro el fichaje añadido de un mediapunta de nivel. El técnico quiere otro portero.

El Celta abandona la filosofía de plantilla capaz de paliar sus carencias numéricas gracias a la versatilidad de sus componentes. Se eleva la competitividad, pero también se complica la gestión. Berizzo apenas tuvo que realizar descartes en cada convocatoria durante sus dos primeras campañas. Pudo contentar a casi todos con su reparto de minutos y los menos empleados aceptaba su rol, casos de Señé y Drazic. Guidetti, por ejemplo, entendió que su suplencia en los primeros meses formaba parte de su proceso de aclimatación. Sergi Gómez era el joven meritorio entre los centrales. Ambos han crecido, igual que otros compañeros. Berizzo deberá administrar esfuerzos y egos. Al técnico no le falta experiencia en este aspecto. Como jugador conoció el vestuario más complejo de la historia del Celta.

Seguramente a Berizzo le preocupan más los retos de la cancha. Con Nolito se han ido 13 goles ligueros de media en sus tres campañas. Marcó 12 en la pasada Liga y le añadió 7 asistencias pese a sus dos meses de baja por lesión. El andaluz daba un sentido práctico a las combinaciones célticas. A Naranjo y Pione se les supone esa capacidad, pero son promesas por cumplir. Iago Aspas invita a que cada uno aporte más. Pero Berizzo, por si acaso, insiste en la necesidad de contratar un mediapunta con finalización.