La selección española femenina de balonmano arrancó su camino para revalidar el podio que logró hace cuatro años en los Juegos de Londres con un importante y convincente triunfo (19-25) sobre Montenegro, su verdugo en las semifinales de Londres 2012, en un encuentro el que las "guerreras" dieron una lección defensiva.

"En defensa tenemos que obligarlas a pensar, tenemos que hacerlas dudar", insistió una y otra el seleccionador español Jorge Dueñas en las horas previas al inicio del partido. Una consigna, casi una letanía, que no pudo calar más profundo en las mentes de las jugadoras españolas, que durante los primeros veinte minutos de encuentro dieron toda una lección de cómo cerrar cualquier camino hacia el gol.

A base de anticipación, de ayudas constantes y, sobre todo, de muchas piernas, las "guerreras" acabaron con cualquier idea ofensiva de la montenegrinas, que sólo encontraron un pequeño respiro en la extremo derecha Radmila Petrovic, autora de sus tres primeros tantos.

Una fórmula insuficiente para superar a un equipo español que no sólo controló a las lanzadoras de Montenegro, sino que además forzó infinidad de pérdidas que posibilitaron a España desplegar su juego de contragolpe.

Así a la carrera, el conjunto español consiguió abrir una importante renta (4-9). Ni la salida a la pista de Andela Bulatovic por una gris Bojana Popovic, que en su retorno a la competición, cuatro años después de anunciar su retirada, tan sólo logró ralentizar el juego de las balcánicas, sirvió para resquebrajar la muralla española.

La fluidez ofensiva permitió a las de Jorge Dueñas no sólo conservar su ventaja, sino incluso aumentarla, hasta alcanzar una máxima diferencia de seis tantos (4-10), que tan sólo se vio reducida al descanso (10-14) por una inoportuna exclusión final de Lara González.

Pero nada era capaz de descentrar al equipo español, que volvió a dar un nuevo zarpazo en el tanteador (12-19) a falta de veinte minutos. Un tiempo en el que España mostró su oficio y experiencia, con una inteligentísima Macarena Aguilar como directora de orquestas, para asegurarse no ya la victoria (19-25), si no una amplia diferencia de goles que puede ser decisiva en un grupo tan igualado como en el que figura el conjunto español.