Que el alemán Nico Rosberg es un grandísimo piloto nadie lo pone en duda. Como lo son los 22 que ocupan la parrilla. Pero otra cosa es que en su ADN aparezcan los genes necesarios como para convertirlo en campeón del mundo o, al menos, para serlo mientras tenga en el garaje de al lado a Lewis Hamilton. El británico pegó ayer un auténtico mazazo a las aspiraciones del alemán, ganándole en su propia casa y ante su gente para aumentar su ventaja hasta los 19 puntos al frente de la general e irse de vacaciones con la sensación de que su cuarta corona, tercera consecutiva, está cada vez más cerca. Como lejano lo está el primer título de Nico...

Y es que la salida de ayer en el Gran Premio de Alemania nos dejó una clara sensación de "déjà vu". A Rosberg le atenzaron los nervios una vez más en la pole y en menos de lo que tarde en contarse se veía superado no sólo por Hamilton sino también por los Red Bull del australiano Ricciardo y del holandés Verstappen. Fue la del alemán una de las peores salidas que puedan imaginarse, arruinando de golpe no sólo todo lo realizado el sábado en la calificación sino un buen puñado de sus aspiraciones en toda la temporada. Y es que después de haber ganado las cuatro primeras carreras del año y de llegar a tener una renta a su favor de 43 puntos ante Hamilton, ahora se ve con una desventaja de 19 para afrontar la recta final del año.

Hamilton se hizo con la cabeza en la salida y ya no la dejó en toda la carrera. Pulsó el británico ese botón que sólo él tiene en su Mercedes que pone "modo martillo" y fue golpeando vuelta a vuelta a sus rivales hasta completar una carrera sin ningún apuro, mientras Rosberg mantenía mil y una batallas con los Red Bull -primero con Ricciardo, luego con Verstappen- de las que salía siempre perdiendo. Y para una que ganó en carrera al adelantar al holandés los comisarios le imponían una sanción de cinco segundos por echar a su rival fuera de la pista que su propio equipo, para mayor dolor, alargó absurdamente en el garaje al realizar el tercer cambio de neumáticos. Ya lo dice ya ley de Nico: "Si algo puede salir mal, probablemente saldrá mal" .

Hamilton más líder, los Red Bull ya instalados en la segunda plaza tras el nuevo fisco de los Ferrari -otra campañita de truenos y relámpagos en Maranello- y cara y cruz en el garaje de McLaren en la última vuelta, a la que llegaban con el británico Button en la novena plaza y con el asturiano Fernando Alonso en la décima. Pero mientras Button arrebataba la octava en el giro final a un Valtteri Bottas (Williams) con los neumáticos echos jirones tras haber realizado un cambio menos que el resto de los pilotos, el bicampeón ovetense perdía el punto por el que tanto había luchado al verse superado por el mexicano "Checo" Pérez. Ya sin ánimos ni fuerzas para seguir luchando, se dejaba otra plaza el asturiano en las últimas curvas para finalizar decimosegundo antes de irse de vacaciones.