El Celta, pese a mostrar nuevamente una insana fragilidad a balón parado, se alzó anoche con el Trofeo Vila de Melgaço al derrotar al rocoso Valladolid de Paco Herrera en un solvente segundo tiempo. El cuarto encuentro de la pretemporada, a la espera de adversarios de mayor empaque en Italia, deja en general buenas sensaciones, más en el aspecto individual que en el colectivo, donde Berizzo, que fracasó inicialmente en el ensayo de jugar con doble "nueve", tiene aún mucho que ajustar. Gustó el Celta en el segundo tiempo, cuando el calor remitió y el equipo se movió al compás de Marcelo Díaz para remontar, con goles de Bongonda y Señé, el tanto inicial de Mata.

Dispuso Berizzo frente a los pucelanos dos equipos distintos, uno en cada tiempo. El técnico céltico ensayó de partida con un once inédito esta pretemporada en el que llamaba la atención la presencia de Aspas y Guidetti como pareja de delanteros en un esquema de dos pivotes (Wass y Pape), con Naranjo y Brais Méndez arrimados a los costados y defensa de cuatro (Mallo, Costas, Sergi y Planas).

Un once con buena pinta que reclamó la pelota pero tuvo evidentes problemas para hacerse con el mando del partido. Fue el del Celta un dominio romo, sin profundidad ni filo en la elaboración de las jugadas, que murieron a la orilla del área pucelana. Al conjunto de Paco Herrera, que formó con tres centrocampistas en la medular, le bastó con posicionarse ordenadamente y achicar con algo de rigor el espacio para neutralizar los previsibles embates celestes. Y en este escenario tan tibio, el Valladolid pronto sacó tajada de la fragilidad del Celta a balón parado.

Fue de nuevo en un córner mal defendido, un mal que no cesa y que aparenta difícil arreglo, a juzgar por los estragos que causa. Si frente al Lugo el Celta regaló dos goles, ayer permitió que el Valladolid ponerse por delante sin esfuerzo en un córner en que un atacante pucelano ganó el salto a los centrales célticos y cabeceó al primer palo un balón que Mata convirtió en gol sin dar opción a Rubén.

Nada más hubo del Celta, que se mostró impreciso y predecible hasta que Brais, en el minuto 24 disparó por primera vez contra la meta de Becerra. El canterano se las ingenió para habilitar una buena posición de tiro en el balcón del área pero disparó demasiado centrado y Becerra conjuró el peligro.

Poco a poco, el conjunto de Berizzo se fue animando. La mejor opción la tuvo Guidetti en una acción de estrategia tras una falta sobre Naranjo, uno de los más activos en ataque que, al menos, encaró y trató de progresar por su banda. Wass disparó un obús que el portero sacó a duras penas con el puño hacia Aspas, que tras recoger el balón sirvió en parábola al segundo palo un balón que Guidetti cabeceó a pocos centímetros del poste. Fueron los mejores momentos del Celta, que se activó cada vez que Aspas entró en juego. Y así, el moañés sirvió poco después un templado centro a Naranjo que el onubense, bien situado, envió fuera con una peligrosa volea.

Sin embargo, cuando la cosa parecía animarse, fue el Valladolid el que cortejó el segundo gol en un contragolpe que dejo a Mata frente a frente con Rubén, que aguantó la embestida del "nueve" blanquivioleta y le cerró el camino del gol con una mano salvadora.

El decorado del encuentro cambió tras la reanudación con el habitual carrusel -en el Celta solo continuaron Wass y Mallo- de cambios en ambos equipos. La entrada de Jonny y Bongonda dio mucha profundidad a la banda izquierda, que no tardó en proporcionar réditos al Celta.

El protagonismo lo reclamó el extremo belga, que estableció el empate a los cuatro minutos de reanudarse el partido con una galopada primorosa remachada con un disparo perfecto que hizo inútil la estirada de Pau Torres, el portero que Herrera puso tras el intervalo.

Con el sol más bajo, en este segundo tiempo, puso el Celta más energía, incluso alguna nota de color como la vaselina con la que Drazic casi sorprende a Torres no mucho después. En esta fase ,el Celta combinó con mayor precisión y hasta con cierta pericia en busca de una jugada ganadora. Con Marcelo Díaz a la batuta, todos los hombres del frente de ataque entraron en juego. El chileno dictó una lección magistral de manejo de pelota. Ora tocando en en cortó, ora elaborando en largo, siempre con sentido, el internacional chileno activó a todos los hombres del frente de ataque céltico, desde Drazic a Borja Iglesias, pasando por Señé.

Fue precisamente el mediapunta catalán el que puso, con la colaboración de la defensa rival, el segundo gol del Celta. Recibió, como no, de Marcelo Díaz y puso un centro que, tras rebotar en Guitián, se coló raseando hasta el fondo de la red. Para entonces el choque era ya un monólogo para los de Berizzo, que rondaron el tercero, primero tras un remate de Cabral a la salida de un córner que no encontró portería y con un remate alto de Drazic. Pero el atacante céltico que dejó ayer mejores sensaciones fue Bongonda, que se alternó en las dos bandas y protagonizó un par de delicias que levantaron del asiento al numeroso publico que se acercó al Centro de Estagios de Melgaço. La gira italiana espera ahora a este prometedor Celta en proceso de construcción.