El presidente ruso, Vladímir Putin, volvió a la carga para rebatir la exclusión de los Juegos Olímpicos de Río de los deportistas rusos que no estén implicados en casos de dopaje, advirtiendo que su ausencia desvirtuará la competición.

"La situación se sale no sólo del marco legal, sino también del sentido común. Hay que decir con toda claridad que los politicastros cortos de miras no quieren dejar el deporte en paz. Es un intento de llevar al deporte la reglas que, lamentablemente, dominan en la política mundial", denunció.

Putin, que no acudirá a la ceremonia de inauguración de los Juegos, recibió al equipo olímpico en una ceremonia oficial en el Kremlin para mostrarles su apoyo y pedirles que "demuestren a todo el mundo que sabemos ganar honestamente".

Cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) cedió el domingo a las federaciones la última palabra sobre la suerte de los deportistas rusos, muchos respiraron de alivio, pero la retahíla de exclusiones de los últimos días ha demostrado que aquello no fue más que una victoria pírrica.

Putin denunció que muchos deportistas rusos han sido apartados sin que se presentaran "pruebas concretas de dopaje", lo que consideró "un revés para todo el mundo del deporte y a los Juegos" al desacreditar los principios del olimpismo.

"De hecho, es una revisión o un intento de revisar las ideas de Pierre de Coubertin, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos", alertó.

Mientras la doble campeona olímpica de salto con pértiga, Yelena Isinbáyeva, no se retirará mientras conserve una "mísera" posibilidad de acudir a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. "Mi ánimo no es precisamente festivo. No puedo decir lo que he sufrido. Lo asumiré cuando lo entienda o alguien me diga: 'Yelena, no vas a ninguna parte'", dijo Isinbáyeva.