El Celta está sumamente preocupado por el estado de las obras de remodelación de Balaídos y cómo el retraso en los trabajos puede afectar al inicio de la temporada 2016-17, que debería arrancar el próximo 22 de agosto con el enfrentamiento frente al recién ascendido Leganés. Sin embargo, el club no solicitó la posibilidad de comenzar la Liga como visitante con la idea de ganar tiempo. En gran medida porque nadie les ha comunicado de forma oficial la fecha en la que el estadio estará en condiciones. Sus preguntas no encuentran respuesta

El silencio mantiene con enorme incertidumbre al Celta que, hoy por hoy, desconoce si podrá iniciar con normalidad la Liga en Balaídos o tendrá que disputar el primer partido de la temporada en el exilio. La ausencia de tornos por el control de los accesos y la carencia de megafonía preocupa especialmente, pues sin ellos no es posible legalmente la celebración de espectáculos deportivos. A la espera de que los inspectores de la UEFA visiten Vigo para inspeccionar el estadio a finales de este mes, el Celta vive con un punto de desconcierto.