"Miro y me emociono" escribió Pessoa en un breve poema que firmó Alberto Caeiro. Miro y me emociono ante la fría pantalla, ahora ardiendo entusiasmo.

Valor, coraje y dignidad han sido los valores que ha puesto en juego el equipo de Portugal para hacerse con la Eurocopa 2016. Contra todo pronóstico el equipo portugués, todos y cada uno de sus jugadores, ha logrado imponerse al favorito equipo francés.

Escribo "equipo portugués" porque en los días previos la frase que más se escuchaba era: Francia a quien teme realmente es a Cristiano Ronaldo. Sin embargo, la dolorosa ausencia de Ronaldo en el minuto 24 del primer tiempo, demostró que el desarrollo del partido en todos sus tiempos se sostuvo en el valor, el coraje y la dignidad el equipo portugués en su conjunto, que supo consolar al apesadumbrado Ronaldo, sufridor desde el banquillo, de cada jugada.

Que el triunfo de esta Eurocopa haya sido el resultado de la integridad de un equipo dispuesto a la victoria desde el minuto primero no resta en absoluto el enorme valor simbólico que la modélica figura de Cristiano Ronaldo dota a la selección nacional portuguesa. A pesar de su lesión, su presencia alentadora llegó a cada uno de los jugadores en el campo. El capitán pudo, al fin sanar la cicatriz de aquella final de 2004.

Y Portugal, nuestro siempre querido Portugal, se ve integrado en el selecto grupo de los triunfadores de la Eurocopa. Y puede añadir ahora entre los grandes nombres del futbol europeo, junto al nombre de Ronaldo los de Éder, el del gol de oro, el de Rui Patricio, impenetrable portero y el de Pepe, el mejor jugador del partido. Todos a una, a por la copa. Miro y me emociono.