El británico Andy Murray jugó un partido sin fisuras, y sin ceder una sola vez su saque se impuso al canadiense Milos Raonic, por 6-4, 7-6 (3) y 7-6 (2) para ganar su segundo título de Wimbledon, el tercero en su cuenta del Grand Slam.

Después de perder las dos grandes finales de los torneos que preceden al major británico, el Abierto de Australia y Roland Garros, ante el serbio Novak Djokovic, Murray se reencontró con la victoria en casa, alejando de su currículo la posibilidad de convertirse en el primer jugador en la Era Open en caer derrotado en los tres primeros Slams de la temporada.

Sobre sus hombros cargaba además una gran responsabilidad, pues por primera vez en años, faltaban a las rondas finales sus grandes adversarios, Djokovic, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal. Y pudo también con esa presión añadida.

Raonic, que luchaba por convertirse en el primer canadiense en ganar un Grand Slam, logró un saque a 236,5 kilómetros por hora, récord en esta edición, y el segundo en la historia del torneo, pero anotó solo ocho "aces" para acabar con un total de 145, como líder sí, pero sin hacer el suficiente daño.

No pudo el de Podgorica romper ni una sola vez el servicio del británico y ahí Milos encontró su tumba, en dos horas y 48 minutos.

Triunfador en Queen's hace un mes, frente al mismo rival de este domingo, Murray enlazó su duodécima victoria consecutiva sobre hierba, donde se ha mostrado como auténtico maestro esta temporada.

Ganador del Abierto de EE.UU. en 2012, y Wimbledon en 2013, sus dos anteriores grandes, Murray se llevó esta vez un cheque por dos millones de libras (unos 2,3 millones de euros).

Raonic, por su parte, jugó al más puro estilo del All England Club. Como en los viejos tiempos, sacando y subiendo, recordando a jugadores como el sueco Stefan Edberg, ganador en 1988 y 1990, o el holandés Richard Krajicek, que hace justo 20 años se hizo con el título. Milos buscó la red casi siempre, 54 veces, tras poner la bola en juego, y ganó solo 21 puntos, y luego, en los intercambios, con su revés cortado amenazó todo lo que pudo.

Pero Murray estuvo impecable en su defensa, restando casi siempre a los pies, certero en los tiros a media pista para pasar a Raonic, un albatros cada vez que cubría la red.

Mejor sabor

Tras su victoria, Murray declaró que va a disfrutar "mucho más" este título que el que consiguió hace tres años, ya que entonces sintió "mucho estrés y nerviosismo". "He tenido momentos muy buenos y muy malos sobre esta pista, y puedo decir que los buenos saben mucho mejor. Estoy encantado de poder levantar este trofeo de nuevo", dijo un emocionado Murray sobre el césped de 'La Catedral'.

"He jugado muy bien y hay que elogiar también a Milos, que ha tenido unas semanas magníficas sobre hierba", añadió.