El exceso de celo de la FIA con la seguridad de los pilotos limitó ayer la emoción que la lluvia había llevado al circuito de Silverstone. Salida controlada, con media docena de vueltas tras el coche de seguridad, un cuarto de hora de sopor esperando que se hiciera un carril por el que circular sin problemas. Tanto esperó dirección de carrera en lanzar la prueba que cuando lo hizo un buen grupo de pilotos entraba directamente al garaje -entre ellos, Fernando Alonso- para quitar los neumáticos de lluvia. Absurdo. La seguridad es prioritaria, lógico, pero tampoco conviene confundir la Fórmula 1 con una prueba de educación vial...

Ganó el británico Lewis Hamilton (Mercedes), héroe en casa. ¿Brexit? Hamilton gana en Silverstone; Murray en Wimbledon; Froome domina el Tour y un árbitro inglés, Clattenburg, dirigiendo la final de la Eurocopa. Cuarta victoria para él en Silverstone, igualando ya el récord de Nigel Mansell, y cuarta también de la temporada para dejar en mínimos la ventaja del alemán Nico Rosberg, su compañero de equipo, al frente de la general.

Un Rosberg que mantuvo una intensa pelea en pista con esa nueva joya que es Verstappen (Red Bull), ante el que cedió la segunda plaza en la vuelta 16 y frente a quien la recuperó tras un emocionante pulso en la 38. Y que volvería a perder horas después de concluir la carrera al ser sancionado por los comisarios con 1o segundos por recibir ayuda por radio de sus ingenieros (vuelta 47 de las 52 de la carrera) para solucionar un problema con la séptima marcha. Una sanción que le salió muy barata al germano, que reconoció tras la carrera que de no haber sido por esa ayuda lo normal es que hubiera roto la caja de cambios.

La cruz, una vez más, para McLaren. Llegó Fernando Alonso a rodar en los puntos entre las vueltas 10 y 17 (octavo como mejor puesto), protagonizando incluso una intensa pelea con Hulkenberg y Massa por delante y con Vettel a la espalda. Pero en el segundo paso por el garaje volvían a cometer uno de esos errores de "primero de EGB", como los denominó el propio piloto asturiano, que le relegaban a la undécima posición. Y cuando quiso forzar al máximo para remontar sufría una salida de pista en la curva 1 que le hizo atravesar la grava para llegar a rozar las protecciones. Consiguió salir de manera inverosímil aprovechando el carril abierto por él mismo, pero cuando se reincorporaba a la carrera lo hacía ya en decimocuarta posición y sin posibilidad alguna de llegar a la zona de puntos. Finalizó duodécimo, justo por detrás de su compañero Button. El madrileño Carlos Sainz, por su parte, completaba otra notabilísima carrera con el Toro Rosso que concluía en octava posición.

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