En el nombre de Ryan Giggs, al que Rusia cerró el paso cuando más cerca estaba de acudir a una Eurocopa, Gareth Bale liderará hoy lunes a Gales en Toulouse, en busca de una clasificación histórica a los octavos de final.

Bale era uno de los 73.026 aficionados que acudieron eufóricos al estadio del Milenio en Cardiff, el 20 de noviembre de 2003. Gales había empatado sin goles en Moscú y se jugaba el pase a la fase final de la Eurocopa 2004 en su campo.

Aquella selección la lideraba Ryan Giggs y estaba entrenada por Mark Hughes. Nadie tenía dudas, pero las cosas se torcieron con el gol en el segundo tiempo de Vadim Evseev y Rusia cerró el paso a Gales cuando más cerca lo tenía.

El disgusto de Bale, que entonces tenía 15 años, aumentó cuando la UEFA no admitió el recurso de Gales por la alineación indebida de Igor Titov, que dio positivo por una sustancia prohibida en el primer partido y jugó 59 minutos del segundo.

Giggs, ídolo de Bale, ganador de 35 títulos con el Manchester United y elegido mejor jugador de la historia de los Red Devils en 2011, se quedó la posibilidad de acudir a una fase final de un gran torneo.

Ahora, el madridista tiene la oportunidad de vengar eso con una clasificación histórica, porque no hay dudas de que es el jugador decisivo de su selección.

Autor de 7 de los 11 goles de su equipo en la fase de clasificación y de dos tantos en los dos primeros partidos de Francia 2016, todo el juego de Gales gira entorno a su estrella, que ha asumido su condición de líder.

Antecedentes

Por antecedentes, Rusia es muy superior, porque en diez encuentros no ha perdido más que uno ante Gales, en la fase de clasificación del Mundial de 1966 y ha cedido sólo tres empates, pero por momento de forma los galeses, ganadores ante Eslovaquia y que sólo cedieron frente a Inglaterra en el minuto 92, deberían imponerse.

De Rusia se ha hablado más por las salvajadas de sus aficionados radicales que por su juego. El equipo de Leonid Slutski se encontró con un afortunado empate ante Inglaterra, que fue muy superior, y es el único punto que tiene.

Aún cuenta en sus filas con dos supervivientes de 2003, el portero Igor Akinfeev, entonces suplente, y el defensa Sergei Ignashevic, que jugó los 180 minutos de la eliminatoria.

A Rusia sólo le vale la victoria, si no quiere volver de forma anticipada y sumar un nuevo desastre tras el Mundial de Brasil, a sólo dos años de acoger la Copa del Mundo.

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