La selección checa ha sumado su primer punto en la Eurocopa de Francia de forma sorprendente ante Croacia (2-2), después de igualar el marcador en unos compases finales de locura en los que los ultras volvieron a salir a escena con el lanzamiento de bengalas al césped de Saint-Dennis, que obligaron a detener el encuentro.

El combinado croata dio pie a la sorpresa después de un arranque que confirmó su gran estado de forma, con Modric llevando el timón frente a un rival excesivamente defensivo. Sin embargo, a partir de su salida del campo, el plan croata se vino abajo y dejó escapar el billete a octavos en unos minutos finales en los que dos tantos checos sacaron los colores de una selección que quedó en evidencia.

Del mismo modo que en su estreno contra España, los checos se armaron atrás con el objetivo claro de mantener su meta a cero, concediendo el peso de la posesión a un contrincante que se sintió bastante cómodo. Los hombres de Pavel Vrba no mostraron peligro, centrados solamente en su retaguardia, y parecieron conformarse con el empate inicial.

No obstante, los continuos golpes croatas a la muralla checa acabaron derribándola, obteniendo una ventaja que puso todo de cara para dar lugar a uno de los duelos más plácidos de lo que va de competición. Tras un fallo de Plasil en la salida de balón, el combinado balcánico construyó un contragolpe en escasos toques que resolvió Perisic con un zurdazo que sorteó las múltiples piernas de defensas instaladas en el área minutos antes de la entrada al túnel de vestuarios, como sucediera en el estreno contra Turquía.

De nuevo, República Checa pagó caro su falta de claridad en la creación y, tras un intento de salir de Petr Cech, el esférico se volvió en su contra. La alta presión balcánica originó una pérdida imperdonable que desembocó en un mano a mano de Rakitic, que se situó en una posición muy avanzada este viernes y que definió con tranquilidad por encima del cancerbero del Arsenal.

El 0-2 dio síntomas de relajación en Croacia, que se vio con el triunfo en las manos y tiró por la borda su excelente primera hora de encuentro, viéndose obligada a exprimirse al máximo hasta el pitido final. Y es que el recién entrado al campo Skoda encontró la suerte del gol en la primera ocasión de peligro checa y enganchó a su equipo en un choque en el que pareció que habían bajado los brazos. Y en el descuento, tras un parón por culpa de las bengalas, algo que afectó a los croatas, un error infantil de Vida provocó el penalti que dio el empate a los checos.