Turquía se presenta en la Eurocopa con un equipo ilusionado aunque consciente de la dificultad de pasar de la fase de grupos.

El entusiasmo que sabe suscitar el legendario y polémico seleccionador Fatih Terim entre los jugadores puede suplir la falta de nivel. La mayor debilidad es una frágil defensa, algo habitual en el fútbol turco, donde sobra entusiasmo para lanzarse al asalto de la portería enemiga pero falta solidez para cerrar el camino a los contraataques.

Ante esta situación, la esperanza de su afición es el centrocampista Mehmet Topal, exjugador del Valencia, que ya estuvo en la Eurocopa de 2008. Junto al veterano Inal darán color al centro del campo los más jóvenes Çalhanoglu y Özyakup. La afición también celebra la presencia de Arda Turan, que desde su pase al Barcelona es un héroe nacional en Turquía, pero del que los expertos creen que, debido a casi no haber jugado durante la última temporada, tendrá pocas posibilidades de brillar en el campo.

Otra de las debilidades es que los jugadores, acostumbrados a la liga turca, no tienen el hábito hacer frente al ritmo rápido de los equipos a los que se medirán durante la Eurocopa.

La capacidad de improvisación y la habilidad de sorprender al adversario con un juego original es, en cambio, el mayor punto a favor de la plantilla de Terim, que ya alguna vez ha conseguido llegar lejos gracias a esta capacidad.

Desde el punto de vista técnico, es una ventaja contar con jugadores procedentes de diversas ligas, casos de Arda Turan, Nuri Sahin (Borussia Dortmund); Çalhanoglu (Bayer Leverkusen) o Yunus Malli, actualmente en el Maguncia germano.