El Celta ha sido escuela y cantera de preparadores físicos y fisioterapeutas. Para Andújar, sin embargo, es sólo el equipo al que seguir en la distancia como aficionado. Una conexión con el hogar familiar. "En Tiflis son dos horas más. Los partidos de la liga española nos suelen pillar en casa. Pablo y yo, a veces también Manolo, solemos verlos juntos. A Pablo también le gusta mucho el Celta por cómo juega", ha constatado el vigués. Un atractivo céltico que también ha percibido en Madrid. "Mucha gente le tiene aprecio al Celta. Se lo ha ganado por su forma de jugar". El conjunto de Berizzo, además, es materia interesante de estudio en lo suyo. "Berizzo está realizando un trabajo increíble", analiza Andújar. "El Celta ha competido en casi todos los minutos de casi todos los partidos durante todo el año, aunque obviamente los jugadores hayan estado más fatigados a final de temporada. Lo ha logrado con un estilo de gran desgaste no sólo táctico, técnico, condicional y físico, sino a nivel motivacional y emocional", se sorprende. Quizás algún el Celta sea también una estación de destino en su oficio. "Ojalá", aventura. "Lo he hablado en muchas ocasiones con mi pareja. Poder vivir en casa y de lo que te apasiona desde que eres un niño... Sería un sueño hecho realidad". Pero no le obsesiona ni la nostalgia le inquieta a corto plazo: "Continuar en el extranjero me permite acumular vivencias, me enriquece y me hace mejor profesional".