El deporte vigués se acostó ayer noche con la pérdida de un nuevo dirigente. En esta ocasión le ha tocado al fútbol y al que fuera presidente del Rápido de Bouzas, Baltasar Pujales, conocido deportivamente como Taro. Aunque llevaba bastante tiempo alejado de las canchas, Taro, de 75 años, deja una profunda huella en el fútbol vigués. De hecho, es de los pocos directivos que en vida tenían dedicado un campo de fútbol, el que ocupa actualmente el club de sus amores, el Rápido de Bouzas.

La noticia llegó a última hora de la tarde de ayer y las reacciones no tardaron en llegar. Una de las primeras fue la del presidente del Coruxo y vicepresidente de la Federación Gallega de Fútbol, Gustavo Falqué, que resumía el sentimiento general con una frase que decía que se ha ido "un trocito del fútbol vigués".

Taro era una persona de carácter y esa forma de ser le llevó a dirigir el Rápido de Bouzas durante casi cuarenta años. Con él al frente el club vivió su etapa más gloriosa, como el regreso a Tercera División en la temporada 98/99 tras treinta años de ausencia, el campeonato de Liga en la temporada 04/05 con la participación en la fase de ascenso o la eliminatoria de la Copa del Rey ante el Rayo Vallecano.

A pesar de su "dureza" a la hora de negociar los contratos, todos los jugadores que han pasado durante esos casi cuarenta años por Bouzas le guardan un enorme cariño, porque por encima de todo era como un padre para todos los jugadores. Un padre que también vio cómo sus hijos de verdad vivían con intensidad el club jugando alguno de ellos en el primer equipo.

La finalización de la mayor parte de las categorías impedirá que el fútbol vigués, gallego, rinda homenaje a Baltasar Pujales en los campos al que fue alma de un club centenario, que ha sobrevivido gracias al empeño y sacrificio de un presidente como Taro, que lo ha dado todo.