El día que Escuredo tuvo su lamentable accidente Porto tenía ya todo organizado para trasladarse a Barcelona durante un mes para preparar los decisivos test de junio. "Esperemos que solo tenga que aplazarlo", desea el ponteareano. "El deporte es así, puedes tener un revés como este. Me ha tocado a mí y es muy difícil de asimilar, sobre todo porque hay mucha gente detrás, el Grupo Deportivo Froiz, la Fundación Deporte Galego, mucha gente que colabora, los patrocinadores...", enumera.

Porto mantiene la esperanza de estar aún en Río 2016 y sigue entrenando a diario, esperando el milagro. "No me he puesto aún en lo peor. Ha sido un jarro de agua fría, pero soy un tío luchador y sé que puede haber un poco de esperanza, y mientras haya esperanza hay vida. Si todo sale mal esta semana, que nos dicen que tiene los ligamentos rotos y determinan que no se puede seguir, habrá que cambiar el chip", anuncia.

En caso de tener que renunciar a Río 2016 no contempla por ahora dejar la bicicleta. "El deporte es muy sacrificado. Son cuatro años luchando y de mucho sacrifico, pero la verdad es que me gusta el ciclismo, soy un apasionado de la bici y me gustaría seguir, pero el deporte de competición exige muchísimo y tendríamos que hablarlo", dice.

En caso de tener que renunciar a Río 2016, Escuredo está dispuesto a seguir a su lado. "Si Porto tiene la intención de seguir, por mí no hay problema. Cuando se me ponen las cosas difíciles, más me gustan. Me gustan los retos, voy a muerte. Dime que no puedo y entonces lo hago, eso me ayuda, es un estímulo muy grande. Además, yo soy de los que me moriré encima de la bici porque no entiendo la vida sin el deporte", indica Escuredo.