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fútbol - Internacional

Au revoir, Zlatan

Ibrahimovic brilla en la final de Copa para despedirse de cuatro años mágicos en el PSG

Zlatan Ibrahimovic durante la final de copa del sábado ante el Olympique de Marsella. // EFE

Francia nunca vio nada igual. Ahora la historia contemporánea del país galo tendrá que contar, tras los Robespierre, Napoleón o De Gaulle de turno, con el paso de Zlatan Ibrahimovic por su fútbol. Y es que ya lo dijo el propio delantero sueco, nunca falto de egocentrismo: "Deberían sustituir la Torre Eiffel por una estatua mía". Y es que la liga francesa recordará para siempre a Ibrahimovic como el jugador emblema de los primeros años de la hegemonía del PSG. Un dominio que podría acabar marcando una época, a juzgar por las diferencias económicas con sus rivales.

Un jugador a un nivel demasiado alto para el torneo galo y que sacó a relucir su repertorio de patadas voladoras durante cuatro años elevó la atención mediática de la Ligue 1 en el resto del mundo. Al fin y al cabo, por encima de las tácticas, el fútbol es fantasía, e Ibra y su capacidad para inventarse goles nuevos a cada poco es uno de esos magos a los que todos quieren ver.

Ayer disputó su último encuentro para el PSG y se despidió a lo grande. Dos goles y una asistencia a Cavani. Los parisinos vencieron al Olympique de Marsella y levantaron la Copa de Francia. Segundo doblete consecutivo para los nuevos ricos y decimosegundo título en la "Era Ibrahimovic." Su huella en la capital gala será imborrable.

Zlatan llegó al PSG en 2012 como pieza sobre la que pilotaría el segundo proyecto parisino bajo el paraguas de los petrodólares cataríes. La primera temporada como "millonarios" había sido un pequeño fracaso, viéndose superados por un sorprendente Montpellier en el que brillaba el ahora delantero del Arsenal, Olivier Giroud.

Sin embargo la llegada de Ibra lo cambió todo. Los parisinos pasaron a ser la apisonadora que se esperaba de ellos en su país y levantaron cuatro ligas seguidas. Ibra consiguió mantener su espectacular ritmo de una liga por temporada en todos los equipos en los que jugó desde que llegó al Ajax en 2001.

Sus cifras goleadoras dan la razón a los que decían que en Francia había poco nivel para el sueco. Este año acumuló 50 goles en 51 partidos disputados. En los últimos 4 años, de 122 encuentros en la Ligue 1 anotó 113 goles. Y si lo extendemos a todas las competiciones, el arrogante delantero sumó 156 tantos en 180 apariciones.

Su despedida del Parque de los Príncipes en la última jornada ante el Nantes refleja su carácter incontrolable. "Llegué como un rey y me voy como una leyenda", tuiteó. En el partido, después de que el árbitro parase el choque en el minuto 10 para que recibiese el homenaje de la grada, anotó un doblete. El segundo tanto lo hizo en el minuto 89. Laurent Blanc ya había agotado todos los cambios pero Ibra decidió salir del campo para recibir un último aplauso de su público. Incluso sus dos hijos participaron en esta salida del campo.

Este carácter y su arrogancia a la hora de sentirse como el mejor del mundo le ocasionó distintos choques en el vestuario con los compañeros que no estaban dispuestos a doblegarse a su tutela. Conocida es su mala relación con otros delanteros del PSG. Sin embargo, sobre el césped su juego se fue puliendo.

Cuando llegó dejando al último AC Milan campeón que se recuerda, Ibra era más individualista. Poco a poco se fue echando al París Saint-Germain a la espalda y en las dos últimas temporadas era habitual verle armar el ataque parisino desde el círculo central, lanzando con pases largos a velocistas como Cavani o Ángel Di María.

Asignatura pendiente

La única pega es la que se mantiene en la carrera de Ibra: su deuda con la Champions. Esta parecía su temporada pero el PSG volvió a caer en cuartos ante un Manchester City que a todas luces estaba por debajo del nivel de los de Blanc. La decepción en el Etihad Stadium mandó a casa a Ibra. Nunca ha levantado la orejona un jugador que tiene el dinero por castigo, pero con el que el fútbol continental no ha sido justo.

Los rumores se suceden en el viejo continente. Nadie quiere ver a Ibrahimovic en una liga menor como Estados Unidos o China. El gracioso intento del Hertha de Berlín por seducirlo a través de Twitter no dará sus frutos pero el Manchester United se sitúa como candidato serio.

Al fin y al cabo Zlatan todavía no tuvo la oportunidad de sumar la Premier League a su palmarés. Aunque no podría competir por su ansiada Champions, pelear la Premier sería una buena guinda a su carrera en la élite del fútbol mundial.

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