Miguel Méndez domina el baloncesto femenino italiano con mano de hierro. El entrenador vigués ha conquistado su tercer título consecutivo de la Lega en otros tantos años dirigiendo el Familia Schio. Y eso que ha aparecido una grieta en su dictadura. Después de dos tripletes, también ha ganado la Supercopa en el ejercicio que concluye pero la Copa se le ha escapado. En total, ocho de nueve títulos posibles. Compensa además el desliz con una extraordinaria Euroliga.

"Ha sido un año durísimo, el más complicado", asegura Méndez. "En la Euroliga había dos grupos de ocho equipos, jugamos catorce partidos en fase regular, medio mes más de lo habitual, y con viajes difíciles. En la competición italiana se produjeron dos parones de diez días en noviembre y febrero. Pero como la selección italiana no funcionaba, han vuelto a llamar a las viejas glorias. De mi equipo convocaron a ocho. En lugar de estar descansando tuvieron que jugar en sitios como Albania". El olívico precisa: "Hemos disputado veintitantos partidos más que el año pasado". Un desgaste indigesto para una plantilla de elevada edad media.

El Ragusa, adversario íntimo del Schio en los últimos tiempos, fue su verdugo en la final de Copa. "Fuimos un poco de chulitos", bromea Méndez. "El equipo de casa nunca había ganado la Copa en los últimos diez años y nosotros pensamos que podríamos. La organizamos. Fue un partido bastante tonto. Y tuvimos opciones de ganar, entramos en el último minuto uno arriba, pero decidimos muy mal en los últimos ataques".

La vengaza llegaría en la Lega. El Schio eliminó al Ragusa en semifinales. En la eliminatoria decisiva, el Lucca cayó ante las vénetas por un contundente 3-0. "Ganar es complicado siempre", advierte. "Ragusa, por ejemplo, ha hecho una inversión mayor que la nuestra. Sus dos americanas han sido campeonas de la NBA. No llegamos a ese dinero. Es un equipo mejor o como mínimo de nuestro nivel".

Entre medias, Méndez hizo soñar a los aficionados con una gesta europea. El Schio fue segundo en su grupo. Infligió al Fenerbahce su primera derrota en Estambul en seis campañas. Ganó en Kursk. "Tuvimos mala suerte con el emparejamiento", se lamenta Méndez. El Praga, vigente campeón, se les cruzó en cuartos, impidiéndoles llegar a la Final Four. "Ha sido de largo la mejor actuación en la Euroliga en la historia del club", analiza.

Méndez ocupa estas horas en los actos protocolarios de celebración. Tiene un año más de contrato y en Schio se siente querido. Sin embargo, quedan asuntos que tratar con el presidente, Marcello Cestaro, antes de confirmar su continuidad. El entrenador quiere refrescar la plantilla. Imprimirle más energía a la ecuación. Se enfrenta al respeto reverencial que en el deporte italiano se tiene hacia sus figuras. "En España un tío de treinta es viejo y en Italia, uno de cuarenta es joven. Totti sigue jugando en la Roma y lo quieren renovar". Méndez admite: "Realizar cambios cuando ganas es lo más complicado. Y más en Italia".

Lo probable es que prosiga por cuarta temporada en el Schio. Y en todo caso, habiendo enriquecido su prestigio a nivel continental, se antoja imposible un pronto regreso a España. "Tengo contrato y me gustaría cumplirlo. Siempre he cumplido mis contratos, no pienso en otra cosa. Pero es cierto que entrenar en España es muy difícil, la liga ahora mismo es amateur, universitaria entre comillas, quitando Perfumerías y quizá Girona. La competición dura seis meses, se hace a propósito para pagar menos alquileres, fichan extranjeras para compartir piso entre cuatro, no da para vivir lo que están pagando...". Méndez entiende que se necesita una reflexión profunda: "La excusa ya no es la crisis, no se invierte en deporte femenino, en baloncesto. La Federación debería hacer un esfuerzo, también en LEB Oro y LEB Plata, y dar una vuelta a las competiciones".