Al Celta se le fue la penúltima oportunidad de asegurarse el acceso directo a la Europa League, tras caer ayer ante el Atlético de Madrid (2-0). Pero tiene todavía la opción de que el Sevilla pierda la Copa del Rey ante el Barcelona, que dentro de una semana se disputará en el mismo escenario donde ayer los célticos cerraron una brillante temporada. En el sexto lugar concluyen finalmente los de Berizzo después de protagonizar una excelente temporada, que les devuelve a las competiciones europeas nueve años después de su última participación.

La derrota de ayer no empaña un año en el que el Celta se ha ganado infinidad de halagos por mostrar un juego ofensivo y de toque, al que nunca ha renunciado, sin tener en cuenta el rival o el estadio en el que le tocara divertirse. Y ayer dio muestras, una vez más, de su apuesta innegociable por el buen fútbol. Sabía que el Atlético saldría con su equipo de gala y que aprovecharía una cita intrascendente tras despedirse de la Liga ante el Levante para realizar un ensayo general del partido que le planteará el 28 de mayo al Real Madrid en Milán. Ante una situación semejante, otro equipo habría buscado un duelo muy físico, para amedrentar a quienes en quince días afrontan una final europea. Pero el Celta de Berizzo va de cara, sin tretas. Ni siquiera se quejó de que el Calderón presentase ayer el mismo corte de césped que ante las visitas europeas del Barcelona y el Bayern de Múnich. Es más, se dejó llevar por el frío ambiente de las gradas del Manzanares y comenzó a jugar con poca determinación. Ni una falta cometió para parar los primeros ataques rojiblancos, en los que Saúl y Godín pusieron a prueba a Sergio Álvarez. El guardameta del Celta se quedó de piedra ante el remate de cabeza del uruguayo (minuto 7). El balón se estrelló en el larguero y después en el poste, antes de caer sobre la línea de gol.

El Atlético, agazapado en su campo, esperaba un error para lanzar a la carrera a Griezmann y a Fernando Torres. Así es como le jugará al Real Madrid en el último partido de la temporada. La ventaja ayer de los rojiblancos es que se encontraron con un rival que no intentó imponerse con la presión al límite y con faltas, sino con fútbol.

Tras el arreón inicial de los de Simeone, el Celta encontró por fin el balón y en la primera posesión larga se plantó ante Oblak, pero Nolito no acertó en el pase definitivo al extremo. Tampoco encontró al portero esloveno después de originar varios remates y rechaces en el área del Atlético. La mejor defensa del campeonato -18 goles recibidos en 38 jornadas-, ahogó a Guidetti, le cerró los espacios a Nolito e impidió las llegadas de Jonny y de Planas. Orellana, ayer, tenía que ayudar en el centro del campo, donde el rival imponía su fortaleza. Cuando era necesario, el Atlético incluso sacaba las uñas sin miramientos. Gabi fue el primer amonestado. El rojiblanco rozó la segunda, pero la benevolencia del árbitro animó a sus compañeros a seguir cortando el juego del Celta, que desplegó su mejor fútbol en los últimos diez minutos de la primera parte. Orellana estuvo a punto de marcar de cabeza, tras un excelente toque de Nolito a saque de falta y colgando el balón al segundo palo. Por allí entró el chileno, que conectó un cabezazo picado, pero Oblak sacó el pie para evitar el tanto de los célticos. El ganador del Trofeo Zamora también se lució a un minuto del descanso, en el lanzamiento de falta de Nolito.

La primera parte dejaba las tablas en el marcador entre dos equipos que se habían repartido el domino del juego y que habían desperdiciado dos ocasiones de gol cada uno. Un justo empate que permitía al Celta mantener intactas sus aspiraciones de concluir el curso en la quinta plaza, aunque de Bilbao llegaban malas noticias: el Athletic ganaba casi sin despeinarse a un Sevilla que lleva días con la cabeza fuera de la Liga. Lo suyo ahora son las finales de la Europa League -próximo miércoles ante el Liverpool- y de la de la Copa del Rey.

En esta última se juega el Celta la guinda de la temporada. Un triunfo del Barcelona llevaría a los célticos directamente a la fase de grupos de la competición europea, por lo que ya no tendría que adelantar el inicio de su pretemporada. Porque las ilusiones de mantener la quinta posición se esfumaron cuando medio estadio Calderon retornaba a sus asientos para vivir la segunda mitad de un partido que quedó sentenciado en tres minutos.

Conocido es el potencial del Atlético de Madrid en las jugadas de estrategia. El Celta ha mejorado en la defensa de esas situaciones, pero ayer le faltaba una de sus piezas clave en la retaguardia: Cabral, sancionado. De un córner en el minuto 51 surgió el primer gol. El balón lo despejó Wass hacia el segundo palo de la portería de Sergio. Allí apareció Fernando Torres, que sacó un remate acrobático con el pie para anotar su undécimo tanto de la Liga y quizás ganarse una plaza para la Eurocopa de Francia con la Roja.

En la siguiente jugada de ataque, un mal despeje desde la defensa lo aprovechó el Atlético para poner el balón en la frontal para que Torres sacase otro gran remate. El balón se estrelló en el larguero del Celta y Griezmann llegó antes que los defensas al rechace para marcar de cabeza.

Ahí se acababan las aspiraciones del Celta se cerrar con un triunfo una excelente temporada. Pero el equipo de Berizzo siempre da la cara y a pesar del doble golpe en apenas tres minutos se recuperó y siguió buscando la portería de Oblak, al que Nolito pudo superar a la hora de juego, pero el céltico no encontró su peculiar remate de rosca para mandar la pelota al segundo palo. La dejó mansa en las manos del portero del Atlético, que cortó el juego como pudo. Entonces, el partido entró en la fase de intensidad y de pelea que favorecía a los locales. Peor les hubiese ido a los rojiblancos si ese mismo camino lo hubiese elegido el Celta en los primeros minutos. Pero los de Berizzo solo piensan en el juego. Y no les ha ido mal esta temporada. La sexta plaza también es para celebrarlo, y tendrá que animar al Barça en la final de Copa.