Pocas formas mejores de honrar una fecha tan emblemática como ésta. El Celta celebraba esta temporada los cincuenta años en Primera División con la ilusión de mejorar la octava plaza del curso pasado y continuar de esta forma con la progresión que viene protagonizando desde que hace ya unos cuantos años se salvase del descenso a Segunda División B en una tarde inolvidable contra el Alavés en Balaídos. Pero su gran año en la mejor liga del mundo le ha permitido alcanzar un premio mayor, seguramente impensable (solo para los más optimistas) cuando la temporada se puso en marcha en el mes de agosto. El equipo de Eduardo Berizzo repite el mismo éxito que el conjunto celeste alcanzó por primera vez en 1971 y que volvería a disfrutar veintiséis años después en repetidas ocasiones, hasta su despedida, en Bremen, el 14 de marzo de 2007, escenario y fecha de la última incursión internacional de este equipo. A corto/medio plazo es evidente que el Celta pensaba en regresar a Europa como parte de ese proceso de transformación que el club está viviendo en todos los sentidos. Pero todos los plazos se adelantaron en gran medida por el gran rendimiento del grupo.

Cuando se produjo el partido de Bremen Carlos Mouriño disfrutaba de su estreno como presidente del Celta. A punto de cumplir una década al frente del club, el empresario vigués devuelve al equipo al mismo lugar donde lo encontró cuando asumió el mando de la entidad. En todo el recorrido continental, el club vigués disputó 66 partidos internacionales, con 31 victorias, 15 empates y 20 derrotas.

La primera clasificación europea de un equipo gallego se concretó el 18 de abril de 1971, después de que el Celta empatase sin goles en Balaídos ante la Real Sociedad.Concluida la Liga, el equipo vigués finalizaba en la sexta plaza, por detrás del Athletic de Bilbao y por delante del Sevilla, que fueron los rivales del Celta en la pelea por el quinto puesto que hoy en el Calderón y San Mamés vivirá su episodio final.

El equipo que dirigía Juan Arza debutó en la Copa de la UEFA (actual Liga Europa) el 15 de septiembre de 1971 en Balaídos ante el Aberdeen escocés. El conjunto británico ganó ambos partidos y se llevó la eliminatoria por un global de 3-0. La inexperiencia jugó una mala pasada y más teniendo en cuenta el enorme poderío que tenían los clubes de las islas británicas en esas décadas.

Los célticos no volverían a las competiciones europeas hasta la temporada 1998-99, una larga travesía que terminó por recorrar cuando el equipo cambió de forma radical y abrió el tiempo de los Mostovoi, Mazinho, Karpin y compañía. En tres temporadas consecutivas, el equipo vigués cayó en los cuartos de final del segundo torneo continental, frente al Olympique de Marsella, el Lens y el Barcelona. En todas ellas tuvo opciones de avanzar más, de llegar incluso a alguna de las finales, pero unas veces la mala suerte (Marsella), otras la falta de manejo de un partido clave (el partido de vuelta en Lens) y en otras el arbitraje (aún se recuerda el comportamiento de Markus Merk en Balaídos frente al Barcelona en aquel partido de vuelta) impidieron al Celta dar un salto más en sus aspiraciones y metas. En 2000 accedió a la Copa de la UEFA tras conquistar la Intertoto, durante un verano interminable, primer trofeo internacional que consigue un equipo gallego. El estadio del Zenit de San Petersburgo fue el escenario de la pequeña fiesta de los jugadores del Celta.

El cénit de esta etapa de éxitos en Europa llegó en la campaña 2003-04, con la primera clasificación del Celta para la Liga de Campeones, de la que fue eliminado por el Arsenal en los octavos de final y tras superar una primera fase ante el Brujas, Ajax y Milan, con el famoso gol de José Ignacio en San Siro. El Slovan de Liberec y el Celtic acabaron con las ilusiones célticas en los cursos 2001-02 y 2002- 03. La participación europea del Celta se cerraba en el curso 2006-07, en los octavos de final de la Copa de la UEFA, ante el Werder Bremen alemán.