El Celta siempre tiene quien le acompañe, quien le aliente y quien le pase la mano por el hombro si es necesario. El equipo y la grada han vuelto a vivir un episodio más del idilio que mantienen desde hace años y que ha ayudado al equipo a reconducir su situación e instalarse de nuevo en la élite del fútbol español y representarlo en Europa.

Esta temporada se ha producido en Balaídos un ligero descenso en el número de aficionados que asisten a cada encuentro. Una cifra reducida. Apenas quince mil espectadores menos que suponen unos ochocientos por cada uno de los partidos que se juegan en el estadio vigués durante la temporada. Las obras en el estadio (que limitan el aforo y han impedido a algunos aficionados ocupar su lugar habitual), la incomodidad de la instalación (cada vez más hostil con el hincha) y los terribles horarios que ha sufrido el equipo (más de la mitad de sus partidos han sido a las 22 horas del sábado o bien el lunes por la noche) han contribuido a ese ligero descenso en el número de seguidores que acuden a cada partido.

Pero el equipo no ha dejado de sentirse respaldado en estos meses. En casa y lejos de Vigo donde se han producido movilizaciones realmente llamativas como la registrada en El Molinón donde una masa de celtistas se reunieron para conseguir una victoria decisiva para el asalto una temporada más a Europa. Ese espíritu viajero que mantiene la afición del Celta tiene mucho que ver con el papel de las peñas que han vivido un año espectacular. Esta temporada se ha batido el récord histórico de agrupaciones. Un total de 122 peñas registradas tiene el Celta en estos momentos, un número que demuestra la buena salud que en estos momentos tiene el celtismo.

Haz click para ampliar el gráfico