Del sufrimiento de Segunda a una especie de fiesta continua. Lo cierto es que el Celta ha encadenado cuatro despedidas de temporada con un final feliz. Todo comenzó con aquel empate ante el Córdoba. El conjunto vigués rubricaba el ascenso y daba comienzo a una progresión que ha llevado al club que preside Carlos Mouriño a confirmar el regreso a Europa.

El Celta preparó una nueva jornada festiva para poner el punto y final a la temporada en Balaídos. Los actos comenzaron desde la mañana. Uno de los actos más destacados era la inauguración de la tienda oficial. Miles de aficionados se acercaron desde su apertura a las 12:30 horas y un gran número de celtistas acudió al último partido del curso como local con el caso de obrero que pusieron de moda los hombres de Berizzo tras ganar al Granada (2-1).

Pintacaras, photocall y el ambiente habitual de los minutos previos al choque era el aperitivo de otro final feliz. En los aledaños de Balaídos también se podía ver al autobús descapotable de Comando Celta que horas más tarde también celebrará en As Travesas el regreso a Europa. Otro punto destacado de este fin de fiesta fue el recibimiento a los jugadores a su salida al terreno de juego. Tifo en Marcador y confeti en las gradas de Gol, Tribuna y Río para dar colorido a un desenlace soñado por el celtismo. Además, desde la grada de Río los aficionados quisieron agradecer la labor de Carlor Mouriño al frente del Celta con una pancarta que rezaba "Grazas Presi".

Ya durante el partido no faltó ni la Rianxeira ni las ovaciones para los sustituidos. Iago Aspas, Nolito, Hugo Mallo y Guidetti volvieron a ser de los más aclamados por una grada de Balaídos en la que en este fin de fiesta ante el Málaga contó con más de 21.000 celtistas. El sueño continúa.