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Siete años de camino ascendente

El Celta mejoró año a año, tras asomarse al abismo de Segunda B en 2009, para regresar a Europa nueve años después

2010/11 2ª División 6º | La desolación tras los penaltis en Granada

El 1 de marzo de 2008 caía el Celta en Tenerife por 3-0 y se situaba en la décimo quinta plaza de Segunda División, a cinco puntos de los puestos de descenso. Carlos Mouriño respondía a esa grave situación deportiva de un equipo que dos años antes se había pasado por Europa con la fulminante destitución de Pepe Murcia como entrenador. El presidente céltico elegía como sustituto a Eusebio Sacristán, excomponente del Dream Team de Johan Cruyff. Mouriño quería que el vallisoletano dirigiese una nave que iba camino de despeñarse al precipicio con una carga económica que amenazaba incluso con la desaparición de un club con noventa años de historia.

Eusebio, que había defendido la celeste durante un año, asumió el riesgo de apostar por la cantera de A Madroa para intentar reflotar la nave celeste. El conjunto vigués salvó el mal momento -con los goles de Iago Aspas al Alavés- y a partir de ahí comenzó a trazar una línea ascendente que en siete años le ha devuelto a Europa. Con Paco Herrera ascendió a Primera División, con Luis Enrique Martínez se consolidó el proyecto en la máxima categoría y con Eduardo Berizzo se ha puesto la guinda al pastel, que ahora saborea una afición que no dejó que su equipo caminase solo en tan delicados momentos. Ahora llega la hora de celebrarlo.

Adiós a Murcia

La isla canaria de Tenerife será recordada siempre por el celtismo por la victoria en la Copa del Rey que llevó al equipo vigués a su segunda final del torneo del KO. Quince años después, el equipo tinerfeño acababa con el paso de Pepe Murcia por Vigo. Con Ramón Martínez todavía como director deportivo de la entidad viguesa, Carlos Mouriño eligió a Eusebio Sacristán para liderar el nuevo proyecto. El vallisoletano le dio la alternativa a la cantera, entre cuyos miembros apareció Iago Aspas para que con sus dos goles al Alavés evitasen el descenso del Celta a Segunda División B en la antepenúltima jornada de Liga. El conjunto vigués concluyó en el puesto decimoséptimo, con cinco puntos de colchón sobre el precipicio.

La cantera de Eusebio

Con la nueva temporada, 2009-10, Eusebio abrió la puerta del primer equipo a los canteranos. Futbolistas como Joselu, Hugo Mallo, Michu, Yoel, Aspas, Sergio Álvarez, Oriol Riera, Abalo, Roberto Lago, Túñez, Vila, Toni y Álex López, entre otros, contribuyeron a estabilizar el proyecto deportivo, que se defendió en mitad de la tabla y sin pasar apuros concluyó el curso en la decimosegunda plaza, a diecinueve puntos de los puestos de ascenso. La Primera División parecía lejana en aquellos momentos en los que sin embargo el club había comenzado a recuperar cierta estabilidad institucional, algo que le permitía encarar su vida con un punto de tranquilidad que no había tenido en los años anteriores. Se sentía en la calle, en la grada, en la vida del vestuario...

Aparece herrera

El club dio otro giro para afrontar la temporada 2010-11 y ya con Miguel Torrecilla consolidado como director deportivo se prescindió de Eusebio para apostar por un Paco Herrera que estaba dirigiendo al Villarreal B después de colaborar con Rafa Benítez en el Liverpool. Con un grupo de canteranos ya rodado en la categoría y la incorporación de futbolistas curtidos en Segunda, Herrera acarició el ascenso en su primer año en Vigo. En el camino se interpuso el Granada, que le superó en la tanda de penaltis en la primera eliminatoria del play-off. Los célticos concluyeron en la sexta plaza y la Primera División asomaba a la vuelta de la esquina. Ya era algo que se veía por fin cercano.

Fin del lustro aciago

El club mantuvo su política de crecimiento sostenido y con unas cuantas incorporaciones en la plantilla montó un equipo que salió a disputar el campeonato con la ilusión de dar el salto a la élite y poner fin a un lustro en Segunda División. Con Paco Herrera a los mandos del proyecto deportivo llegó el premio esperado tras una interminable temporada, en la que el Celta finalizó en el segundo puesto y así evitó la fase de ascenso en la que tantas lágrimas había derramado en el curso anterior. El junio de 2011, el celtismo volvía a ser de Primera, aunque el reencuentro con la máxima categoría acarreó mucho sufrimiento.

Agónico reencuentro

Herrera no completó la temporada 2012-13. La derrota ante el Getafe fue la puntilla para el técnico extremeño de origen catalán. A falta de dos jornadas para concluir la Liga, el Celta era colista pero se agarraba como a clavo ardiendo por el 4 por ciento de posibilidades de salvarse. Con Abel Resino como técnico, el Celta logró cantar victoria en el último minuto del último partido, ante el Espanyol, en un Balaídos que vivió la jornada como si su equipo hubiese alcanzado un gran título. Se celebró como nunca un decimoséptimo puesto en Primera.

El salto con Luis Enrique

Otro exbarcelonista, Luis Enrique Martínez, se hizo cargo del banquillo del Celta, que se convirtió en uno de los equipos revelación de la campaña 2013-14. Noveno finalizó el conjunto vigués, a diez puntos de los puestos europeos. La marcha del técnico al Barcelona abrió las puertas del Celta a Eduardo Berizzo, que venía de triunfar en Chile. Es exjugador céltico subió el listnó el pasado año y dejó al equipo situado en la octava plaza, a cuatro puntos de la zona europea. Y ese camino ascendente ha llevado este año al conjunto vigués a certificar su clasificación para los torneos continentales cuatro jornadas antes de concluir la Liga. Culmina así un camino de siete años en constante progreso, tanto deportivo como institucional de una entidad que, además, conmemora sus cincuenta años en Primera División.

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