El Real Madrid sigue de lleno en la batalla por el título tras encadenar ante el Rayo la que era su novena victoria consecutiva. Sufrida y apoyada en un tremendo error del rival, pero basada en la fe tras remontar con un gol de Lucas Vázquez y dos de Gareth Bale, el último en el minuto 80, el 2-0 logrado por un Rayo espectacular en la primera media hora pero que acabó agotado físicamente.

Al Madrid le faltaban Cristiano Ronaldo, por lesión, y Casemiro, por sanción, pero fue el propio Zidane quien terminó desmembrando al equipo con sus cambios de fichas: Kross haciendo de Casemiro, Kovavic de Modric y Jesé de Cristiano. Ninguno de los tres cumplió en papel asignado y el Rayo no tardó en agradecérselo. Y es que sólo habían transcurrido siete minutos cuando Bebé encontró una autopista por la izquierda aprovechando la incomparecencia de Danilo para aguantar la presión de Pepe y poner un centro al área chica que Miku dejó pasar para que Embarba enviara al fondo de la red.

El gol hizo mucho daño a un Madrid nervioso e indeciso en defensa, sin guía en la medular y cojo en ataque, empequeñecido ante un Rayo valiente siempre en la presión adelantada y liderado por la batuta de Trashorras. Y sólo seis minutos después el equipo vallecano volvió a sacar los colores a una desdibujada defensa blanca cuando Miku, tras un saque de esquina, remató a placer un balón en el área pequeña.

La lluvia arreciaba sobre Vallecas y al Madrid le partía en dos un Rayo inmenso que tuvo el 3-0 en el minuto 20 en una contra magistral, pero Embarba se adelantó demasiado el balón en el último control dando ocasión a Navas para alejar el peligro.

Bebé, con un trallazo desde 30 metros en el minuto 26, cerraba un inicio de partido pletórico del Rayo, que a partir de la media hora empezó a notar el cansancio. Y en una jugada aislada, tras un córner propiciado por la insistencia de Pepe, el Madrid recobró la fe: sacó Kroos y Bale cabeceó a gol rodeado de rayistas.

Al cuadro de Zidane ya no le importó siquiera perder a Benzema antes del descanso por un problema muscular que complica su presencia el martes ante el City. El gol de Bale le había abierto la puerta de la esperanza y tras el descanso salió decidido a inclinar el partido al área local. Sólo tardó seis minutos en nivelar el marcador, cuando Danilo puso un balón medido desde la banda derecha que Lucas Vázquez remató de manera impecable a la escuadra desde el punto de penalti.

Fueron los peores minutos del Rayo, los mejores de un Madrid que encadenaba ocasiones (Isco, Bale, Lucas Vázquez y especialmente una de Jesé en un mano a mano ante Juan Carlos en el 58) pero que no terminaba de decidir el choque.

El carrusel desaprovechado daba paso a unos minutos en los que el Madrid evidenció la falta de artillería en ataque con las ausencia de Cristiano y Benzema y el Rayo consideraba el punto como un magnífico botín a estas alturas de campaña y ante un candidato al título. Zidane apostó por ganar el partido desde la medular dando entrada a Modric por un desafortunado Jesé, y la presión en el centro del campo propició el error de Adrián Embarba en el minuto 80 que acabó decidiendo el partido. No sólo perdió el balón en la medular sino que se lo fue a entregar al jugador más peligroso del equipo contrario. Bale aprovechó el regalo. Se plantó en el área el galés y fusiló por bajo con un disparo cruzado a un Juan Carlos que dudó en la salida.

Un disparo de Miku en el 91, desviado por la defensa a córner, supuso la última ocasión del Rayo y el último susto de un Madrid que pasó de la nada a seguir aspirando a todo. Porque la victoria de ayer se traslada también en lo anímico a Europa.