El Celta dio un pequeño paso hacia Europa tras empatar ayer en el estadio de Cornellà-El Prat, donde nunca había puntuado el equipo vigués, en un partido que comenzó arrollando a un Espanyol que peleó sin desmayo hasta el último minuto con la intención de dejar sentenciada la permanencia. Pero las ocasiones de gol desperdiciadas por ambos equipos llevaron el duelo a unas tablas, tras los tantos de Aspas y de Asensio, que privan del premio esperado a ambos conjuntos. Porque con este resultado, los de Berizzo dependen ahora de los resultados que consigan en la jornada de hoy tanto el Málaga, como el Eibar y la Real Sociedad, a los que superan en doce puntos en la clasificación, para saber si pueden celebrar por fin su regreso a las competiciones europeas tras nueve años de ausencia.

El espléndido tanto de Aspas -que firmaría Zlatan Ibrahimovic-, a los veintisiete minutos de juego, fue el premio para un Celta que salió al campo con ganas de resolver con su brillantez habitual y de una vez por todas sus malos resultados en casa del Espanyol, al que no supera a domicilio desde el 0-4 que se llevó en 2003 del Olímpico de Montjuic.

El nuevo RCDE Stadium, que ayer visitaba el conjunto vigués por cuarta vez en la Liga, le había sido siempre esquivo. De hecho, Berizzo reconoció que ahí había protagonizado su equipo el peor partido de la pasada temporada. Y los célticos ayer salieron como esperaba su entrenador, con ganas de desquitarse de las críticas del pasado y romper la negativa estadística, con lo que además dejarían sentenciada su clasificación para la Liga Europa a falta de cuatro partidos de Liga. El premio merecía la pena.

Las esperadas rotaciones de Berizzo se quedaron en apenas unos retoques: el cambio de portero -Sergio por Rubén- y una pequeña variación en el centro del campo. Berizzo sabía que había que fortalecer la medular ante un rival que amenazaba con levantar una muralla con Diop, Víctor Sánchez y Abraham en los medios. El técnico argentino apostó por tres centrocampistas puros y situó a Orellana en la banda derecha.

Ese planteamiento le dio ventaja en el arranque del partido. Marcelo Díaz y Radoja se ocuparon del doble pivote y Hernández, más suelto, se erigió en un coloso que se llevó por delante al Espanyol. El Celta desplegó su mejor juego durante media hora, a pesar de que el primer despiste de Marcelo Díaz estuvo a punto de aprovecharlo Abraham, pero el mano a mano lo resolvió Sergio.

Los de Berizzo movían con velocidad el balón, se habían adueñado del centro del campo y encontraron en Jonny un puñal por la banda derecha. Porque ayer al Celta le fallaban dos de sus principales piezas. Nolito y Orellana no encontraron la chispa que les ha convertido en futbolistas imparables. El chileno fue duda hasta última hora por unas molestias en la rodilla. El gaditano acumula muchos minutos de juego tras su lesión muscular. Ayer no tuvo desborde y claridad de ideas. Abusó de las acciones individuales y no encontró huecos para sacar su mortífero disparo ni para asistir a un Aspas que buscaba los espacios libres ante la imposibilidad de mantener un cuerpo a cuerpo con Álvaro y con Óscar Duarte. Al moañés, que arrastra molestias en un tobillo, le faltó un poco más de velocidad para sorprender a sus marcadores. Pero le sobra talento, que sacó a pasear cuando buscó un centro desde la derecha de Orellana y lo cazó con la punta del pie izquierdo en un salto acrobático para marcar el 0-1.

Pau López, que lucía una reluciente camiseta blanca en homenaje a Ricardo Zamora -un bonito recuerdo a El Mítico al cumplirse un siglo de su debut con el equipo catalán-, nada pudo hacer ante la espectacular acción de Aspas, que suma ya doce tantos e igualada su mejor marca goleadora en la máxima categoría.

La permisividad del árbitro en las acciones para frenar a Pablo Hernández dio alas a un Espanyol que buscó la velocidad de sus atacantes para sorprender a Sergio Álvarez. El portero del Celta aguantó bien la llegada de Hernán Pérez tras una gran combinación coral de los blanquiazules. Constantin Galca había depositado toda su confianza en el talento de Asensio, de Gerard Moreno y del exjugador del Villarreal para resolver un complicado compromiso, en el que además estaba en juego su continudad como entrenador del equipo catalán.

Acertó el rumano porque Asensio aprovechó a los 39 minutos un mal despeje de Sergi Gómez para enganchar un gran zurdazo. A pesar de su estirada, el Gato de Catoira nada pudo hacer para evitar el empate.

Así se llegaba al descanso y, tras pasar por los vestuarios, el Celta siguió buscando la portería de Pau López, pero el cabezazo de Nolito a centro de Orellana se fue alto. El colegiado se equivocó al anular un remate de Aspas por fuera de juego que detuvo el portero del Espanyol.

Con el partido abierto y los rivales aprovechando la pasividad del colegiado para impedir que El Tucu siguiese campando a sus anchas por todo el campo, Galca decidió apostarlo todo al músculo de Caicedo y la picardía de Burgui. Berizzo, en cambio, volvió a mostrar su reticencia a mover el banquillo, a pesar de que Nolito y Orellana merecían un descanso. En el minuto 69 dio entrada a Guidetti por Aspas. Bongonda tuvo que esperar hasta el último minuto para reemplazar a un Orellana que ni siquiera retrocedía para defender. Menos mal que los dos equipos se habían quedado sin fuerzas después del enorme esfuerzo realizado y con la carga añadida de que el Celta apenas tuvo un par de días de descanso del anterior partido de Liga. La fatiga y el miedo a perderlo todo dejó en tablas un partido que sirve al Celta para sumar un punto y acercarse más a Europa.