El Celta ha marcado en rojo el partido que mañana le enfrentará al Espanyol del rumano Constantin Galca en Cornellà-El Prat. Y no solo porque el conjunto de Eduardo Berizzo tiene la posibilidad de apuntalar matemáticamente su clasificación para estar el próximo curso en Europa, sino porque los celestes mantienen una cuenta pendiente con el campo perico, el único de Primera División que todavía es les resiste.

La cuenta no es vieja, sino reciente porque el campo del cuadro blanquiazul fue inaugurado en agosto de 2009 y los enfrentamientos y las visitas del Celta a Cornellà-El Prat han sido escasas. La primera se produjo en la Copa del Rey, en el año 2011, cuando el Celta militaba en Segunda División. El equipo que entonces dirigía Paco Herrera cayó eliminado por el Espanyol tras empatar en el primer asalto sin goles en Balaídos y caer goleado luego en terreno perico por 4-2 en un partido marcado por la autoexpulsión de Quique de Lucas.

El primer desplazamiento al estadio espanyolista en Primera División llegó en la siguiente temporada, también con Paco Herrera al frente de la nave céltica. El choque se saldó en esta ocasión con la derrota céltica por 1-0 gracias a un tanto de Sergio García en el minuto 23 de partido.

El delantero barcelonés fue también el autor del gol de la victoria local en la siguiente visita al campo del Espanyol, el curso posterior, con Luis Enrique Martínez como director del banquillo céltico. En esta ocasión García anotó el gol de la victoria a falta de tres minutos para cumplirse el tiempo reglamentado. El artillero perico aprovechó un error de Fontás en el despeje para plantarse solo ante Yoel y batir sin contemplaciones al entonces cancerbero céltico.

Tampoco con Eduardo Berizzo pudo el Celta poner una pica en Cornellà la pasada temporada. El desenlace del encuentro fue muy parecido al de la campaña precedente. Los blanquiazules se impusieron por la mínima con un gol en el último suspiro del encuentro, esta vez obra del ecuatoriano Felipe Caicedo, que anotó a dos minutos de cumplirse el noventa en un partido en el que Berizzo lamentó no haber movido el banquillo, siquiera para perder tiempo y conservar el empate.

Después de cuatro tentativas fallidas, el Celta espera acabar mañana con la sequía que sistemáticamente le ha perseguido en el estadio perico, donde ni siquiera ha sido capaz de puntuar. Le favorece el buen momento de forma con que el equipo celeste llega al choque, pero también la buena mano que el Celta ha mostrado con Berizzo en los estadios en los que nunca había ganado: la pasada temporada el Camp Nou y este curso el Coliseum Alfonso Pérez y, con suerte, Cornellà.