José Antonio Beiro completa su primera temporada como presidente del Amfiv, cargo al que accedió a raíz del fallecimiento de Pablo Beiro el 28 de febrero de 2015, aunque en realidad ha trabajado para el club desde que era un niño al que su tío paseaba en su regazo. José Antonio repasa añoranzas, acontecimientos y previsiones.

- Ya había desempeñado cualquier otra función en el club. ¿Su balance de este año como presidente?

- Es muy distinto. Antes llevaba una labor que no implicaba papeleo ni pelearme todos los días por el tema económico. Me encargaba de la parte fácil entre comillas, que era la de dirección y organización. Lo he notado sobre todo a la hora de tomar decisiones. Al principio, hasta que asimilas lo sucedido, es lo más complicado. Durante treinta años aquí nadie tomó una decisión sin pasar por Pablo. Por costumbre me faltaba ese vínculo de la última llamada a Pablo y que fuera él quien decidiese. Por el resto, muy contento. Los jugadores del primer equipo se han portado de maravilla. Para ellos también era un cambio importante. La liga no fue tan bien como queríamos pero sí su actitud, me han ayudado muchísimo. Y el filial es el orgullo de este club. Estoy muy contento de que lo hayamos llevado a cabo.

- ¿Cuántas veces ha pensado precisamente "tengo que llamar a Pablo" antes de darse cuenta de que ya no está?

- En los primeros meses no era solo llamar. Cuando salía temprano del trabajo por la tarde, normalmente cogía el coche y me iba junto a él al quiosco (Pablo Beiro regentaba uno en Canido). Y en este tiempo lo he hecho alguna vez, he llegado allí y de repente me he dicho: "¿Qué hago aquí, si no está?". Sigo teniendo mis charlas con él, mis discusiones, aunque yo solo. Es lo que me mantiene alerta, en vilo. Aunque no está, sé que tengo que seguir dándole explicaciones. Tengo mi rinconcito en casa al que de vez en cuando voy a hablar con él.

- Pablo fue un gran maestro, pero también es una sombra alargada, una comparación constante.

- Es difícil. Era una dinámica de treinta años. Yo causo menos respeto que Pablo, es inevitable. La gente te trata de otra manera, no te toma tan en serio. Recibo llamadas que soy consciente de que a Pablo no se las hubiesen hecho, me hacen cosas que a Pablo no se hubiesen atrevido. Es normal. Soy el nuevo. Me tienen que tantear. Me lo tomo con mucha filosofía. Sé que voy a fracasar estrepitosamente, como Pablo será imposible. Partiendo de esa base, no sufro presión.

- Pero si acude a ese rinconcito y le pregunta a Pablo si está contento con usted, ¿qué le responde?

- Alguna bronca me hubiese echado por alguno de mis cabreos. Es cierto que ahora me los cojo en solitario. No soy tan impulsivo como antes. Lo he intentado cambiar y sigo trabajando en ello. En líneas generales estaría orgulloso de lo que estamos haciendo, no yo solo sino Nacho, Manolo, Carlos, mucha gente del club. Y aunque hubiese dicho mil veces que no quería el filial, estaría superorgulloso de él y de ver a tantos niños en las escuelas deportivas. Estaría orgulloso, sí, pero tampoco me lo iba a decir.

- El fallecimiento de Paco Araújo coincidió con el primer aniversario del de Pablo Beiro. Se fueron antes de tiempo. Otros de esa generación de dirigentes deportivos vigueses van envejeciendo. No todos tienen relevo, como el suyo.

- Ellos lo han ido diciendo desde que tengo uso de razón. Guillermo (Touza, presidente del Vigo de voleibol) hace campaña con eso, que no hay dirigentes que vengan por detrás. Es duro. No es querer coger algo. Eso lo hace cualquiera. Los presidentes no nos podemos endiosar. No hacemos nada que no pueda hacer otra persona. El problema es quién quiere perder tanto tiempo de su vida, tener tantos problemas y asumirlos para un fin colectivo, un bien común. La juventud de hoy en día no tiene la aspiración de involucrarse. El Amfiv, en eso, es particular. Mi figura no la hay en ningún otro club. Pero tampoco yo estoy libre de faltar mañana. Entre todos se debe buscar la fórmula.

- Comenta el presidente del Vigo Rugby, Ramón González-Babé, que es la hora de buscar un proyecto de ciudad.

- Nuestro club tiene unas bases diferentes. En muchos puntos estoy totalmente de acuerdo con ellos (los otros dirigentes deportivos vigueses) y se lo hago saber cuando estamos juntos, pero no puedo coincidir al cien por cien. Yo no puedo tener mil niños de cantera; no puedo pensar solo en un proyecto de futuro porque cada persona que entra necesita una silla de ruedas, unos gastos que otro club no tiene; no les podemos cobrar una cuota por hacer deporte, así será mientras yo sea presidente, porque esto está montado para la integración? En muchos aspectos nos tenemos que descolgar un poco de ellos por nuestro fondo social. Yo no puedo negarme a acoger a un niño. Nuestro presupuesto se va por ahí. Una silla de ruedas cuesta dos mil y pico euros. En la escuela, sobre todo en natación, algún niño necesita tres monitores para él y en el resto de deportes, con un monitor, atiendes a veinte niños. Pero sí podemos ir de la mano con otros clubes en muchas cosas y construir un proyecto común.

- Aunque en la esencia está su labor social, usted defiende que el baloncesto en silla de ruedas es un gran espectáculo deportivo.

- Es lo que tenemos que vender. Juegas con ese hándicap. Cuando hablas de baloncesto para personas con discapacidad surge el "pobriños" y mucha gente se cierra a eso, a no querer verlo. En las visitas se aprecia, es un deporte vistoso, los niños sin discapacidad disfrutan probando. El que viene a verlo repite por el espectáculo. Por ahí lo de la integración. No es solo la integración del discapacitado, sino lo contrario, que la gente sin discapacidad se dé cuenta de que es algo que ellos mismos podrían realizar.

- El primer equipo conserva la categoría. Pero le hubiera gustado estar en la fase por el título.

- Tenemos equipo para ello a día de hoy y el presupuesto, pero la competición no ha sido la idónea. Nos ha matado el sistema de dos grupos. Nosotros, con ocho victorias, hemos disputado la fase de descenso; el Málaga, con cero, la del título y está en la Copa del Rey. No puedes luchar contra el sistema. Ahora han caído de la burra y el año que viene regresa la liga regular. Estoy convencido de que estaremos peleando con los de arriba. Lo hemos demostrado este año. Nuestro nivel competitivo es muy alto.

- La imposibilidad de amistosos en pretemporada es un lastre.

- Los puedes disputar, pero cada amistoso supone 4.000 o 5.000 euros. El dinero pesa. Intentamos cerrar convenios con Bilbao o Valladolid, pero al final somos rivales directos. Este año teníamos tres amistosos firmados con Valladolid y los cancelaron en el momento en que salió el calendario y vieron que coincíamos en el grupo. Es un deporte profesional y todo el mundo se quiere guardar sus cosas. Estamos en una esquinita. Veremos si podemos solventarlo. El cuerpo técnico nos dice que la diferencia con los demás en las primeras jornadas está ahí. En la primera vuelta perdimos con todos y en la segunda le ganamos a todos. El rodaje es importante. A ver cómo arreglamos.

- Apuesta por la continuidad del cuerpo técnico y los jugadores de casa. El margen de cambio es escaso.

- Es nuestra base. Lo que nos ha mantenido ha sido no volvernos locos y confeccionar un proyecto para la gente de casa. Llevamos tantos años en la máxima categoría cuando en el deporte de la ciudad se ve que lo lógico no es estar ahí. No vamos a cambiar. Es impepinable.

- ¿Es fácil resistir la tentación de arriesgar para dar un salto?

- Tienes el ejemplo de lo que pasa cuando no te resistes a esa tentación. Es duro decirlo pero es así. Por presupuesto para un año, podríamos ser campeones de Liga o al menos pelear con Fundosa, ser campeones de la Copa del Rey y haber sido campeones europeos las tres veces que quedamos subcampeones. Pero no estaríamos aquí hoy en día. Uno sopesa la continuidad del club, las escuelas deportivas, el filial, las cincuenta visitas a colegios cada curso, los ocho torneos de integración? En todo eso se va un dinero que te pondría arriba si lo invirtieses en jugadores. Pero estoy convencido de que no estaríamos aquí. Nosotros, si descendemos, sí que cerraríamos el chiringuito. Claro que nos calentamos a veces Nacho (Cabaleiro, director deportivo), César (Iglesias, el entrenador) y yo cuando nos sentamos a planificar la temporada venidera. Fichando a éste y a éste podríamos ganar títulos. Pero ningún club en España tiene la estructura que tiene el Amfiv a día de hoy.

- ¿Siguen Txema Avendaño, Salvador Zavala, Karlis Podnieks?

- Txema lleva cinco años, tiene pareja, la vida medio hecha aquí? Lo considero de la casa. Pero es un jugador profesional. Si llega una mejor oferta o proyecto, se irá. Ahora mismo está cedido en Bilbao porque lo creíamos importante de cara a los Juegos. En las próximas semanas regresará a Vigo, nos sentaremos con él y veremos. Por mí se queda. Que siguiese Zavala sería un lujo. Se va de vacaciones, nos muestra su predisposición a quedarse, pero ahora es cuando reciben ofertas. Y Karlis, lo mismo. Ojalá pudiésemos tenerlo muchos años. Es la primera vez en mucho tiempo que hemos acertado de pleno con los fichajes. Son de diez. Van a las charlas, a los colegios, a los torneos, cargan y descargan sillas? Será difícil mantenerlos pero espero que sí y analizaremos si podemos fichar un jugador más.

- El filial no ha ganado ningún partido. Pero las derrotas pueden ser una victoria.

- Sabía que iba a ser muy difícil ganar un partido. Me ha sorprendido cómo se han producido las derrotas. Ningún rival ha ganado de cincuenta, ninguno ha humillado a los niños. Eso demuestra el trabajo que Nacho ha realizado durante años en las escuelas. Son niños de 13, 14, 15 años, peleando con veteranos retornado de División de Honor. Haber perdido es lo de menos. Ha sido por inexperiencia, no por falta de calidad. Me siento orgulloso.