El Celta, a través de su Fundación, ha conseguido llevar el celtismo a muchos rincones. En los últimos meses, sus equipos de la cantera, desde benjamines hasta juveniles, han recorrido más de 40.000 kilómetros.

Bajo los focos hay victorias, derrotas, campeones, finalistas, celebraciones, decepciones. Detrás de las imágenes de los goles, las asistencias o las faltas hay cientos de horas de viaje, muchos kilos de equipaje. Hay un intenso trabajo de organización y coordinación, una fuerte inversión y, sobre todo, un gran derroche de dedicación e ilusión.

Los equipos de las categorías inferiores lucieron el escudo del Real Club Celta en más de una treintena de torneos nacionales e internacionales en los últimos meses y cada uno de ellos representa una oportunidad única para aprender a competir y a convivir, para enriquecer a los jóvenes jugadores de la cantera tanto desde el punto de vista personal como deportivo.

El esfuerzo organizativo y económico de la Fundación Celta de Vigo para que los jugadores de las categorías inferiores puedan disfrutar de estas beneficiosas experiencias es enorme. Miami, Dallas, Barcelona, Oviedo, Sabadell, Zaragoza, Salamanca, San Sebastián, Bilbao o el Algarve fueron algunos de los destinos de los conjuntos de la cantera celeste desde el pasado mes de diciembre.

La Fundación Celta no solo lleva el nombre del club y promueve el celtismo tras recorrer largas distancias, también lo hace, con especial mimo, en Galicia. Los equipos de la cantera celeste compiten en numerosos torneos en tierras gallegas. Además de en Vigo, hubo representación celeste en competiciones desarrolladas en Marín, Ourense, A Coruña, Baiona, Redondela o Caldas.

La Fundación Celta desarrolla un gran trabajo para la inscripción y organización de los numerosos viajes que realizan los conjuntos de la cantera celeste, desde benjamines a juveniles, para participar en unos torneos que concentran a muchos de los mejores equipos de España y el mundo. La exigencia económica es también muy elevada, como la satisfacción que genera una participación que en muchos casos propicia experiencias inolvidables y un crecimiento deportivo considerable para los jóvenes jugadores del Real Club Celta.

Con la participación en estos torneos, el nombre del Real Club Celta se instala en otras ciudades, en otros países, como también un estilo de juego vistoso, atrevido y atractivo que ya se ha convertido en una seña de identidad del club. A todo ello se debe añadir el prestigio de la cantera, con las conferencias que han impartido los entrenadores del Celta en numerosos lugares.