Cinco jugadores del Blusens Networks emprenden hoy la gran aventura de sus vidas, en sus palabras. El coruñés Carlos de Cabo (nacido en 1977) encabeza por madurez una expedición en la que también participan sus jóvenes compañeros vigueses Joaquín Maguna (1991), Marcos Muñiz (1993) y Adolfo Rodríguez Uruburo (1991) y el zaragozano Javier Abadía (1993)). Dentro de casi cincuenta horas, y tras escalas en Londres y Hong Kong, aterrizarán en la isla norte de Nueva Zelanda. Durante tres meses residirán en Whangarei, la localidad natal de su entrenador, Norm Maxwell. Allí se entrenarán y jugarán en equipos de la estructura del Hora Hora, donde Maxwell inició siendo niño esa brillante carrera que le llevaría a ser All Black en 36 ocasiones. Una inmersión a fondo en las esencias del rugby.

El "Big Dream Aotearoa", como se conocía el proyecto, se convierte en realidad, aunque su formulación concreta ha ido variando. Se planteó al principio como un desplazamiento en masa de la familia del Vigo Rugby Club. No se descarta para el futuro. Lo que se concreta es la avanzadilla. Muñiz y Uru lo hablaron entre ellos. Norm Maxwell, al conocer sus intenciones, enriqueció la idea. Abadía y De Cabo, en las conversaciones de un viaje del equipo, se les unieron. Maguna acabaría completando la tripulación. En los últimos meses han ido recabando apoyos económicos de patrocinadores y particulares. Ayer rompían la última hucha con forma de cerdito en la que han ido guardando los donativos.

Maxwell no los acompañará en los dos primeros meses. Los deja volar, aunque se ha asegurado de que estarán bien atendidos. El entrenador del Hora Hora es amigo íntimo. El técnico explica los objetivos: "Conocerán un país que vive para el rugby. Aprenderán su desarrollo y conocimiento, y traerán esa experiencia a Vigo. Ganarán confianza. Crecerán como jugadores y personas".

"Estos trenes solo pasan una vez", destaca Uru. Todos confían en disfrutar de una doble epifanía rugbística y espiritual, que el Vigo espera rentabilizar. Será directamente gracias a su mejoría y quizás con la llegada al Blusens de jugadores neozelandeses que quieran pasar un tiempo en Galicia. "Es posible", conviene Maxwell. "La idea es estrechar relaciones entre los clubes y realizar intercambios en el futuro. Veremos".

Aguardan con más respeto que miedo ese contacto con jugadores superiores técnica y físicamente. El Hora Hora los evaluará para ubicarlos en el equipo que mejor se les ajuste. Maxwell está seguro de que superarán el reto: "Al estar rodeados de un buen equipo, ellos incrementarán su nivel. Y como hay menos errores y el árbitro no para tanto el partido, el juego fluye". Este curso de rugby incluirá lecciones magistrales como espectadores. Esperan asistir a algún partido de los Oakland Blues en el Super Rugby. Y a mediados de junio a un Nueva Zelanda-Gales. Después volverán, dispuestos a extender lo que hayan aprendido.