El Celta B logró un importantísimo triunfo en el derbi ante el Compostela que permite a los vigueses encadenar al fin dos triunfos consecutivos y volver a ganar ante su afición después de tres encuentros como locales sin poder hacerlo. Un tanto de Luis Rioja aprovechando un tremendo despiste de la defensa visitante definió un enfrentamiento marcado por la complicada situación en la tabla clasificatoria de ambos equipos y tras el cual los vigueses respiran ligeramente al abrir un mínimo hueco de tres puntos respecto a los puestos de descenso, mientras que los compostelanos continúan hundidos en la penúltima plaza, a nueve puntos del filial céltico.

El conjunto de Alejandro Menéndez sabía perfectamente que su buen hacer lejos de Barreiro, donde acumula tres victorias de forma consecutivas, necesitaba confirmarse con un triunfo en Barreiro para apuntalar la salida de los vigueses de los puestos de descenso. Mientras, el Compostela también tenía muy claro que el choque frente al Celta B era uno de sus últimos trenes hacia la permanencia y que no podía dejarlo escapar.

Precisamente, la mayor necesidad de los visitantes pareció imponerse en los primeros instantes del partido, una tónica que se mantuvo hasta el descanso. Porque los pupilos de Fredi realizaron un terrible despliegue físico en los cuarenta y cinco minutos iniciales para presionar sin descanso a los célticos desde su propio campo, metiendo mucha intensidad al partido y convirtiendo cada pelota en una pelea.

En este planteamiento de encuentro, el filial céltico no se encontraba cómodo en absoluto, mucho más acostumbrado a tener el balón y apostar por el fútbol combinativo que a la lucha cuerpo a cuerpo. Pese a todo, los jugadores de Alejandro Menéndez mostraron también su carácter para aguantar una primera parte muy física.

El técnico del Celta B había apostado por un once inicial muy parecido al de las jornadas anteriores en Barreiro, con la presencia de Julio Delgado en banda derecha como principal novedad. El resto, lo habitual. Iván Villar en la portería, con Kevin, Riera, De Amo y Samuel en defensa y Jordan y Gustavo Ledes como doble pivote. Por delante de ellos, una línea de tres formada por Adrián Cuevas, Luis Rioja y el ya mencionado Julio Delgado, con Borja Iglesias como referencia ofensiva.

Todavía estaban ambos equipos ajustándose a sus papeles en esta primera parte cuando el Compostela dio el primer aviso de sus intenciones. El lateral zurdo Jimmy realizó una muy buena incursión por su banda, finalizada con un centro chut que se marchó fuera por muy poco cuando aún no se había cumplido el minuto cinco de partido.

La respuesta local fue casi inmediata y llegó por esa misma banda. Ahora fue Julio Delgado el que le ganó la partida al defensor santiagués para poner un balón que Borja Iglesias remató excesivamente alto.

Pero, sin duda, la mejor oportunidad de toda la primera parte fue para un Compostela que apretaba muy arriba a un filial céltico ahogado en la salida y con el balón largo como único argumento ofensivo. Estaba a punto de cumplirse el cuarto de hora cuando De Amo consiguió taponar el intento inicial de disparo de Dani Hernández pero con la mala fortuna de que el balón cayó a pies de Jordan en el punto de penalti. Su disparo a bocajarro tenía todos los ingredientes para convertirse en el 0-1 pero Iván Villar reaccionó con una extraordinaria intervención para evitarlo.

Después de esos animados quince minutos iniciales, el encuentro bajó muchísimos enteros. El fútbol dejó paso a un recital de faltas, choques y desaciertos por ambos bandos, sin que hubiera al menos algún tímido acercamiento a la portería rival.

Lo más destacado fue, a cinco minutos para el intermedio, un lanzamiento lejano de Borja Iglesias con mucha intención pero que se marchó directamente fuera sin que Pato tuviese que llegar a intervenir.

El inicio de la segunda mitad aventuraba más de lo mismo pero pronto se empezó a notar muy claramente que el esfuerzo físico realizado comenzaba a pasar factura a un Compostela que ya no era tan intenso en la presión ni tan físico en los balones divididos. El bajón de los visitantes permitió a los vigueses, poco a poco, ir haciéndose con el mando del encuentro y acercarse con cierto peligro a la portería rival.

Gol vigués

Un pase de Julio Delgado que Adrián Cuevas controló mal cuando se disponía a encarar al meta visitante fue el primer aviso de la nueva tendencia (min. 57). Y apenas cinco minutos después llegó el gol que acabaría definiendo el derbi.

Fue en una jugada extraña. Gustavo Ledes probó suerte con un disparo desde la frontal escorado hacia la parte derecha pero su lanzamiento fue taponado por un defensor. En la pelota suelta, Borja Iglesias lo intentó de nuevo, rebotando otra vez su disparo en otro jugador del Compostela. El balón se elevó mucho y tanto locales como visitantes se quedaron mirando cómo acababa cayendo a pies de Luis Rioja, el más listo de todos, quien controló y aprovechó para batir a Pato ante la inexplicable pasividad del resto de jugadores.

El tanto abría otro nuevo partido porque ahora eran los pupilos de Fredi los que tenían que proponer algo ante un Celta B que optó por replegar filas y buscar la sentencia al contragolpe. Y lo cierto es que los vigueses se vieron mucho más cómodos en su nuevo papel que un rival con muchos problemas para crear peligro e incomodar la portería defendida por Iván Villar.

De hecho, el filial céltico pudo haber vivido un final de derbi mucho más plácido si hubiera logrado sentenciar en un par de buenos contragolpes, especialmente en uno fabricado entre Borja Iglesias y Adrián Cuevas, culminado por el primero con un disparo al palo de la meta compostelana (min. 79).

No fue así y los visitantes dispusieron de un último cartucho para haber rescatado al menos un punto con un peligroso lanzamiento de Guillem que rebotó en un defensa y se marchó a córner a cinco minutos para la conclusión del encuentro. No hubo más porque el Compostela apretó en los últimos instantes pero no mostró argumentos suficientes para hacer peligrar el triunfo céltico en un derbi que deja a unos consolidados fuera del descenso y a otros prácticamente hundidos en la penúltima plaza.