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baloncesto - LEB Oro

El Midas del baloncesto provincial

Con menos de dos décadas de vida, el Marín Peixe Galego ya es equipo de LEB Oro

La plantilla marinense celebrando sobre el parqué de A Raña la victoria que le certificaba su título de campeón de LEB Plata. // Santos Álvarez

Marín ha acaparado la atención de todo el deporte nacional en las últimas horas. El baloncesto y un club han sido capaces de generar un sinfín de sinergias positivas en un ayuntamiento que ha saltado a a la primera plana gracias al ascenso del Marín Ence Peixe Galego a LEB Oro. Hablamos ni más ni menos de la competición que precede a la todopoderosa ACB y hasta ahí han llegado los azules tras una temporada inimaginable hasta por sus propios protagonistas.

Tras todos los fastos propios de una gesta deportiva de tal calibre se encuentran casi dos décadas de ilusión, fatigas y empeños en llevar a una villa conocida por su academia naval y su puerto pesquero a atracar en la élite del baloncesto español. Al abrigo del coqueto pabellón del colegio San Narciso se empezaron a labrar las primeras victorias allá por finales de la década de los años noventa. Luis Santiago, el auténtico impulsor del baloncesto marinense, se decidió a tomar las riendas de aquella agrupación y poco a poco se empezaron a sentar las bases de éxitos que no tardarían en llegar.

La apuesta por la cantera fue decidida. Se convenció a buenos entrenadores como Juanjo Meilán, Carlos Losada o Carlos Maceiras y poco a poco Marín se fue convirtiendo en destino de las mejores promesas del baloncesto autonómico. Allí no solo encontraban exigencia deportiva, sino también académica gracias a las becas que concedía la Agrupación Deportiva San Narciso. Con todo ello, los buenos resultados no tardaron en llegar. La presencia en las fases finales gallegas empezaba a ser la antesala de los títulos posteriores.

La llegada de jugadores extranjeros a los equipos base del Marín coincidió con los primeros campeonatos gallegos. La categoría júnior fue la primera en engordar sus vitrinas, a la que pronto se le sumó un equipo cadete que, dirigido por el propio Javier Llorente, fue capaz de alcanzar un subcampeonato de España hace escasas temporadas. Precisamente, y al igual que el pasado viernes, con un pabellón de A Raña repleto hasta la bandera.

Los éxitos de la base empezaron a tener su reflejo en el primer equipo. La llegada de Tito Díaz fue un punto de inflexión en el sénior llevándolo hasta el primer título en el grupo A de la Liga EBA. Aquella labor fue continuada por un técnico de club como Juan Norat que también tuvo mucho que ver en la evolución de la cantera con otros como Saúl Ares, Antonio Rey o Carlos Maceiras. Yago Casal, Alberto Abalde o el admirado Quino Salvo prosiguieron la labor hasta que el club decidió dar el salto a la LEB Plata hace tres temporadas, ya con Javier Llorente a los mandos de la nave tras unos excelentes resultados en la base.

Llegado a Marín como jugador, una grave lesión de rodilla le llevó a decantarse por los banquillos. Atrás quedaba una calidad sobre la cancha que empezó a brotar en la cantera del Club Baloncesto León. De allí recaló en el Inelga de Vilagarcía antes de llegar a una localidad que se ha convertido en su casa y en la que desde hace cinco años no ha parado de conseguir éxitos con su primer equipo hasta convertirlo en "oro".

El director deportivo del Ence Peixe Galego, Pablo Alonso, se deshace en elogios hacia la labor desempeñada por Llorente, "ha acertado en todo. Desde la elección de sus compañeros en el cuerpo técnico hasta la composición de la plantilla. Es una grandísima persona y eso le ayuda a ser mejor entrenador cada día. Sabe ganarse al grupo y eso es clave".

La química deseada a la hora de confeccionar la actual plantilla fue otro de los méritos del club azul. Para ello se apostó por una base de jugadores gallegos de una edad muy similar y que incluso guardaban una relación de amistad de otros años. A ellos sumó una pareja de americanos, Gabe Rogers y Javonte Green, que se ha convertido en la mejor de la competición sin discusión alguna. "No son americanos al uso. Son auténticos profesionales y siempre dan ejemplo a la hora de trabajar. Su implicación con el club es absoluta y nos han dado el salto de calidad necesario para lograr un ascenso que nunca nos habíamos planteado hasta que nuestro buen hacer nos demostró que era una posibilidad real", apunta el director deportivo.

El buen ojo del club a la hora de fichar ya quedó patente en la pretemporada. La primera opción para su juego exterior era Kerry Carter, pero el norteamericano decidió dar la espantada para aceptar el fichaje por el Iberostar Tenerife de ACB. Hubo que volver al mercado y apareció Javonte Green, convertido a la postre en el jugador más desequilibrante de la competición.

Ahora, y tras el baño de cava, toca plasmar lo conseguido en la cancha en el apoyo económico necesario para jugar en LEB Oro.

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