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La esperanza letona de Nueva York

Los Knicks apuestan por Porzingis como jugador franquicia mientras Carmelo Anthony duda sobre su futuro

Porzingis y Anthony bromean en un partido con los Bulls . // Noah K. Murray

Los Knicks han cambiado de interrogante. En junio, mientras realizaba unos ejercicios de rehabilitación de la rodilla, Carmelo Anthony vio llegar al pabellón a Kristaps Porzingis. El joven iba a someterse una sesión de examen previa al draft. Al neoyorquino no debió agradarle el aspecto desgarbado del gigante letón.

- ¿Crees que deberíamos elegir a este chico?-, le preguntó al vicepresidente y general manager de la franquicia, Steve Mills.

- Si está aquí es porque probablemente lo elegiremos-, contestó Mills, cuidándose de entrar en debates con su susceptible estrella.

Carmelo Anthony ha perdido la paciencia. Al borde de los 32 años, ya no cree en morosas reconstrucciones. Y era muy consciente de la importancia del draft de 2015. Los Knicks cedieron su primera ronda en el de 2016 como contraprestación en el desastroso fichaje de Bargnani. Acertar tenía un peso decisivo. Melo no era el único suspicaz respecto a ese chiquillo de 19 años, que apenas había empezado a asomar en el Sevilla. Su nombre fue recibido con abucheos por los seguidores de los Knicks, esos mismos que hoy cantan en el Madison: "Por-zin-gis, Por-zin-gis". El letón es el primer rookie en la historia que acumula más de 1.000 puntos, 500 rebotes, 75 triples y 100 tapones. La pregunta que todos se hacen hoy, incluido el propio jugador, es: ¿debe Carmelo Anthony seguir en los Knicks?

Los Knicks pudieron haber traspasado al alero en la temporada 2012-2013. Le quedaban dos años de contrato y sus rodillas no estaban tan lastimadas. La alegría nubló a la directiva. Ese año alcanzaron las semifinales de conferencia por primera vez desde 2000. Anthony renovó hasta 2019, con un salario anual que crece desde los 22,8 millones de dólares actuales hasta los casi 28 de su conclusión. El prometedor proyecto, sin embargo, se derrumbó. Los Knicks encadenarán su tercera campaña fuera del play off -que solo han disputado cinco veces en el siglo XXI-. Y con la llegada de Phil Jackson como presidente en marzo de 2014 se inició la enésima revolución. Jackson traspasó a Tyson Chandler. Después se desharía de JR Smith y Shumpert. Carmelo, de repente, mira a su alrededor y se siente otra vez en la casilla de salida. Él tiene derecho de veto sobre cualquier operación. Maneja su destino. Hace poco se reunió con Phil Jackson pero no se ha conocido el contenido de su conversación. Anthony se muestra hermético: "No sé qué va a pasar este verano. No puedo predecirlo".

Se supone que el de Brooklyn no quiere un plan a largo plazo, basado en promesas, y conmina a la franquicia a acudir con fuerza al mercado de agentes libres: Rondo, DeRozan, Batum, Durant, Pau Gasol, Dwight Howard (LeBron y Wade no son viables)... Los Knicks poseen maniobrabilidad. Solo gastan 74 millones en su plantilla (17ª franquicia en esa escala) y con margen en los años venideros. Su problema consiste en resultar atractivos. Monroe o Aldridge ya rechazaron su propuesta pese al embeleso de Nueva York. "La ciudad no es suficiente. Los chicos quieren ganar", explica Afflalo. Carmelo, a quien le abundan las novias (Lakers, Rockets, Mavs, Celtics, Wiozards), podría forzar su salida si no llegan los refuerzos deseados.

Los Knicks aún tienen que decidir si Rambis, entrenador interino desde la destitución de Fisher, se consolida en el puesto o si Phil Jackson se arremanga. Son muchas las dudas. Porzingis es su única certeza actual. Un ídolo muy diferente a aquellos que el Madison acostumbraba a amar, como los pendencieros Starks o Sprewell.

El Baloncesto Sevilla fichó a Porzingis cuando tenía 14 años, gracias a una recomendación de la agencia YouFirst. Cuando llegó, pesaba apenas 71 kilos. Ese físico endeble había arredrado a otros clubes. Jarana, técnico asistente en la entidad sevillana, recuerda que aquel adolescente acaba exhausto series de 15 tiros y se echaba a llorar. Descubrieron que sufría anemia. Ya curado, se aceleró su maduración personal y baloncestística. En el Sevilla hablan maravillas de él: humilde, inteligente, con facilidad para los idiomas, simpático, bromista, disciplinado... En Nueva York, donde vive con sus padres, blindado ante cualquier tentación, lo han tallado en 2,21 (en España, descalzo, 2,16). Rambis quiere acelerar su fortalecimiento para que a su excelente tiro añada mayor contundencia en la pintura. Es él sobre quien los Knicks desean construir ese equipo campeón que sus aficionados llevan cuarenta años soñando.

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