"Ha muerto el genio. Ha muerto y no ha muerto. El genio es inmortal" (Luces de bohemia. Valle-Inclán).

Johan Cruyff nos sorprendió con su muerte. Johan siempre sorprendía. Charly Rexach contaba que, en los entrenamientos, los sorprendía todos los días, siempre aparecía con algo nuevo, tal era su torrente de creatividad. Creo que estamos todos de acuerdo, como jugador y entrenador era diferente.

Menotti decía de él que cuando arrancaba es que iba a frenar y cuando estaba parado es que iba a arrancar, siempre con el balón cosido al pie. Recuerdo una eliminatoria Ajax- R. Madrid, debía andar Cruyff por los veinte años, ya se conocía mucho en Holanda pero todavía poco en el resto de Europa. Me deslumbró: sus cambios de ritmo inesperados; su facilidad para encontrar siempre una salida; su interpretación de la posición de delantero centro, enriquecida con los años; esas frenadas, pasando el balón por detrás, de espuela, preparándolo para la siguiente acción; los centros milimétricos en carrera con el exterior de la derecha entrando por banda izquierda.

Tuve la oportunidad de hablar una vez con él. Era noviembre del 91. El Barça jugaba en Riazor por la noche y mi equipo - el Celta juvenil- contra el Deportivo de mi amigo Corral, por la mañana. Como él había sido compañero de Johan, le propuse comer juntos, ver el Deportivo-Barça y conocer al "Flaco". Corral mostró toda su acogedora hospitalidad, comimos, hablamos de fútbol y nos fuimos al palco de Riazor. Ganó el Dream Team 0-4 después de una extraordinaria exhibición. Al finalizar, bajamos al vestuario y, tal como habíamos quedado, me presentó a Johan. Me sentí impresionado por su presencia, irradiaba personalidad por todas partes, me impactó la seguridad con la que exponía su pensamiento. Hablamos cerca de una hora, incluso Nicolau Casaus, jefe de expedición, tuvo que llamarlo varias veces, insistiéndole que debían irse. Yo no paraba de preguntarle y él me respondía con exquisita afabilidad y simpatía: "un partido de fútbol es un rondo con porterías", "nosotros buscamos los ejercicios adecuados para jugar así", "mientras tienes el balón el contrario no te ataca, es la mejor defensa", "entrena siempre en espacios reducidos, bajo presión". Sobre el partido comentaba: "fíjate, intenté cambiar a Laudrup y a Txiqui para darles descanso, pero no querían salir porque se lo estaban pasando muy bien", "esa es la clave, divertirse". Me dijo, entre otras muchas ideas, tratando de convencer.

Aquella conversación me quedó grabada. Era consciente de que había hablado con un revolucionario del fútbol, con alguien que hizo del fútbol un deporte diferente. Desvelé parte de la charla a mis jugadores para convencerles más de una idea futbolística.

Ha muerto un genio, pero sus ideas perviven, el Barça es el mejor reflejo, sin él no sería posible. ¡Gracias, Johan, por haber hecho del fútbol un deporte más bonito y mejor!

*Entrenador Nacional de Fútbol