Trayvon Bromell, un estadounidense de 20 años, se convirtió en nuevo rey del esprint corto tras imponerse en la final de 60 metros de los Mundiales de Portland con un tiempo de 6.47, tres centésimas más rápido que el jamaicano Asafa Powell, que buscaba su primer oro individual.

La segunda jornada de los campeonatos reportó a Estados Unidos unos minutos de gloria concentrada con las victorias de Brittney Reese en longitud, Nia Ali en 60 metros vallas y Bromell en 60 metros en el lapso de apenas media hora.

Antecesor de su compatriota Usain Bolt como plusmarquista mundial de 100 metros, Powell parecía más cerca que nunca de su primer título individual -es campeón mundial y olímpico de relevos 4x100-, pero volvió a fallar en la hora suprema y con 33 años perdió una gran oportunidad de coronarse a título individual.

Powell, el hombre que más veces (101) ha corrido los 100 metros en menos de 10 segundos, había logrado en semifinales la mejor marca mundial del año (6.44). Pero volvió a fracasar en el momento decisivo. Bromell, que no había brillado en el campeonato americano una semana antes, se le anticipó ya en la salida (121 milésimas) y no permitió que el jamaicano le diera alcance. El tercer puesto fue para el barbadense Ramon Gittens con 6.51, seguido del chino Zhenye Xie (6.53).

La otra final de velocidad, la femenina de 60 m vallas, volvió a coronar, por segunda edición consecutiva, a Nia Ali, que con un registro de 7.81 batió por una centésima a su compatriota Brianna Rollins, campeona mundial en 2013, mientras que la británica Tiffany Porter llegó tercera con 7.90.

En el foso de longitud volvió a reinar Brittney Reese, campeona olímpica, que obtuvo su tercer título mundial en pista cubierta gracias a su último salto, de 7,22 metros, relegando al segundo puesto a la serbia Ivana Spanovic, que había dominado el concurso hasta ese momento. Spanovic, medallista de bronce tanto en sala como al aire libre, dominó la final desde su primer salto, de 7,00 metros y creía tener a buen recaudo el título con los 7,07 de su quinto, pero Reese sacó lo mejor de sí misma en su último esfuerzo.

La británica Lorraine Ugen, ganadora del Gran Premio de la IAAF en pista cubierta, logró el bronce (6,93).

La canadiense Brianne Theisen Eaton se fundió en un abrazo con su marido, el estadounidense Ashton Eaton, tras pasar del tercero al primer puesto definitivo en el pentatlon con un 800 espectacular que sentenció la combinada con 4.881 puntos, mejor marca mundial.

La ucraniana Mokhnyuk hubo de conformarse con la medalla de plata con 4.847 y su compatriota Alina Fodorova se colgó el bronce con 4.770, récord personal en ambos casos.

La esposa del plusmarquista mundial y campeón olímpico de decatlón se pegó a la estadounidense Barbara Nwaba en la carrera que remataba la combinada y en el último giro apretó para apuntarse la victoria con 2:09.99. 965 puntos que le dieron el oro.

La batalla de los lanzadores se decantó del lado de Tomas Walsh, un neozelandés de 24 años que se proclamó campeón en la final más concurrida de la historia, con 19 atletas en liza. EE UU, ganador de los seis títulos anteriores, no estuvo siquiera en el podio.

EE UU fue a perder la corona en casa. Walsh, bronce en la edición anterior, no dio la menor opción a sus rivales. Batió tres veces el récord de Oceanía y desde la segunda ronda, cuando lanzó 21,60, dejó el concurso visto para sentencia, aunque luego mejoró en la cuarta (21,64) y en la sexta (21,78).

El fracaso estadounidense adquirió dimensiones catastróficas, ya que ninguno subió al podio. El rumano Andrei Gag (20.89) y el croata Filip Mihaljevic (20,87) recogieron las otras dos medallas. El mejor estadounidense fue Jonathan Jones, quinto con 20,31 por delante del argentino Germán Lauro (20,24).