El Celta cumplió ayer con el trámite del Llano 2000, pero lo cierto es que lo hizo con más pena que gloria. El partido fue de los que se olvida rápidamente, y solamente la superioridad técnica de los vigueses les permitió hacerse con los tres puntos en juego.

El planteamiento del partido estaba claro. El Celta saldría desde el principio a por el encuentro, mientras que el cuadro asturiano colocó dos líneas de cuatro, muy juntas, por delante de su portero. De esta manera el Celta fue quien llevó el peso del encuentro, movió y movió el balón, pero cada vez que se presentaba en la frontal del área asturiana, tenía tantos jugadores delante que era imposible plantarse ante Raúl, que casi no tuvo trabajo durante los primeros cuarenta y cinco minutos de juego.

Tampoco es que el Llano 2000 creara problemas, pues tardó trece minutos en hacer la primera aparición en el área de Borja. También es cierto que esa primera aparición le dio alas, y en los siguientes minutos Dani y Nacho tuvieron dos buenas intervención que obligaron a intervenir con mucho acierto al guardameta vigués. Tal y como se estaba desarrollando el juego, encajar un tanto podría ser un grave problema para los célticos, que no conseguían abrir el juego por las bandas y crear peligro.

Sin embargo, las diferencias entre los equipos de la zona alta y baja de la clasificación se muestran en las pequeñas cosas, como ocurrió ayer en la primera jugada de la segunda parte en la que Brais fue mucho más listo que la defensa del Llano y se adelantó lo justo para atrapar un rechace del portero Raúl y marcar el primer tanto de la mañana.

Una vez abierta la lata, solo faltaba tener un poco más de paciencia para sentenciar el encuentro, pues lo lógico sería que el Llano se estirara un poco para buscar un tanto y así podrían los vigueses jugar a la contra.

Dicho y hecho. Nuevo minutos más tarde llegaba el segundo gol, en otra buena jugada de la delantera viguesa en la que Brais da el balón atrás para que Alberto marque el segundo gol.

David de Dios comenzó a mover el banquillo al tener el partido encarrilado, mientras que el Llano no se dio por vencido y siguió apretando para buscar un gol que los volviera a meter en el partido. En esta ocasión la defensa del Celta se mostró muy segura, impidiendo que los asturianos llegaran con peligro.

A medida que se acercaba el final del partido, el ritmo del juego decreció considerablemente y las ocasiones de gol ya no fueron tan claras, aunque al Celta todavía le quedó un poco de tiempo para marcar un nuevo tanto por medio de Edu.